La revelación de Jesucristo: Apocalipsis 1:1-8
La revelación de Jesucristo
(Apocalipsis 1:1-8)
Introducción:
Unos
de los libros de la Biblia que más curiosidad ha despertado en las personas es
el último libro de la Biblia. Apocalipsis, al mismo tiempo, ha sido quizá el
que más dificultades ha presentado al momento de interpretar su contenido.
Muchos predicadores incluso le huyen a este libro. Pero esta mañana me propongo
inicial el estudio de este libro. No sé cuánto tiempo nos llevará, pero
entiendo que es un buen momento para sumergirnos en el impresionante contenido
de Apocalipsis. Permítanme mencionarles algunas generalidades sobre él.
Su autor. Tradicionalmente se ha defendido la autoría del apóstol Juan. En
tiempos modernos muchos eruditos han tratado de desacreditar esta postura. Sin
embargo toda la evidencia externa desde el siglo II (todos los autores de los
primeros siglos como, como Justino Martir [150 AD], Ireneo [200 AD], Clemente
de Alejandría y Tertuliano) es unánime en cuanto a la autoría del apóstol Juan.
También hay evidencias dentro del mismo escrito (internas) que apuntan a lo
mismo, por ejemplo la autoridad que parece ejercer esta persona sobre las
iglesias de Asia (Mounce, 45), las similitudes en algunos temas con el
evangelio de Juan (Mounce, 51), por ejemplo el uso de “logos” para identificar
a Cristo (19:13, cp. Con Jn. 1:1, 14 y 1 Juan 1:1). Por tanto, podemos decir
con mucha confianza que Apocalipsis fue escrito por Juan el apóstol de Jesús,
hijo de Zebedeo.
La Fecha: La fecha más probable de composición del libro es en la década cuando Domiciano era el emperador de Roma,
entre el 81 y el 96 AD (Ladd, 27). Es bajo este emperador que se instituye
oficialmente el culto al emperador y en el libro se puede evidenciar el
conflicto que esto trajo a los creyentes que se veían en la encrucijada de
cumplir las demandas del imperio o las de Cristo. Es en esta época cuando se
comienza a dar los primeros indicios de una persecución inminente contra los
cristianos por parte del estado (si bien no se registró todavía ninguna persecución
ni formal ni generalizada), y el libro tiene mucho que ver con ese contexto de
amenaza hacia la iglesia.
Los destinatarios y el contexto: Claramente los cristianos a los que Juan dirige su Apocalipsis estaban
experimentando problemas locales serios . El exilio de Juan en la isla de
Patmos evidencia el hecho de una persecución en Éfeso (donde Juan pastoreaba
por muchos años), probablemente debido a una acción consular en la ciudad o a
un decreto imperial en Roma. Por el contenido del libro sabemos que los
creyentes corrían peligro (p. e. 2:10: una advertencia a la iglesia de Esmirna,
donde se les exhorta a ser fieles hasta la muerte). Algunos, incluso habrían
sufrido el martirio (6:9). De manera que, aunque no hay indicios para esta
época de una persecución anticristiana generalizada, esa tendencia podía
evidenciarse por diversos problemas locales que ya se daban con las autoridades
imperiales. Esto presagiaba un recrudecimiento de los problemas, pero más que
eso, como veremos, estos conflictos reflejaban la lucha que la iglesia tendrá
con las fuerzas del mal mientras espera la 2ª venida de su Señor (Ladd, 40-45).
Juan se dirige, entonces, a las iglesias locales que estaban en Asia (cps.
2-3), que eran representativas de muchas más iglesias que existían en este
período, pero también se dirige a los creyentes de cualquier momento de la
historia que vive de una u otra manera el conflicto entre el reino de Dios y el
reino del Diablo (Carballosa, 22).
El propósito: El propósito del libro es fortalecer la fe de los creyentes de toda
época que, al igual que los lectores originales se ven amenazados por la
realidad de vivir en un mundo hostil y ajeno a la autoridad de Jesucristo. El
libro desafía al creyente a mantenerse fiel a Jesús aun si esto implica ofrecer
la vida misma por su causa. La promesa del libro es que aunque pueda parecer
que los poderes hostiles, ya sean humanos o demoníacos están prevaleciendo, serán
finalmente todos sometidos al Rey de reyes. El último triunfo no corresponderá
al imperio de Roma, sino al imperio de Dios (Carballosa, citando a J. M.
Martínez, 21).
¿Cómo interpretar Apocalipsis? Históricamente ha habido varias maneras de interpretar este fascinante
libro. Se las menciono brevemente y luego les digo cómo lo haremos nosotros: 1)
La interpretación Preterista (o
perteneciente al pasado), dice que todo lo que el Apocalipsis dijo y profetizó
se refería únicamente al contexto histórico de sus lectores originales. Es
decir todo se deja en el pasado. En este sentido el Apocalipsis es un fracaso
porque nunca se llegó a una victoria final con el regreso del Señor (Carballosa,
26). 2) Otro acercamiento se ha llamado historicista.
Este considera que Apocalipsis no tenía casi nada que ver con el contexto
de sus primeros lectores, sino que es una predicción de la historia de la iglesia hasta la segunda
venida de Cristo y el fin de la era (Ladd, 66). 3) La escuela idealista o simbólica, piensa que el
libro no tiene que ver con ningún acontecimiento histórico, sino que plante los
principios que gobiernan la historia del mundo y la iglesia (Mounce, 69). Es un
retrato simbólico del conflicto cósmico entre el reino de Dios y los poderes
satánicos del mal (Ladd, 72). 4) El método futurista
o escatológico (es el método con que más nos hemos identificado los
evangélicos). Este método envía todo lo que dice el libro al futuro. Se trata
de los acontecimientos que acontecerán únicamente cuando el fin del mundo o de
la era sea inminente (Kuyper, citado por Mounce, 68). Como vemos estos puntos de vista fallan, unos
en que no dejan nada para el futuro (preterista), otros dejan todo para el
futuro (futurista), otros no ven ninguna aplicación ni para los primeros
lectores ni para ningún momento de la iglesia en la historia, es sólo una
descripción de cómo funcionan las cosas (historicista e idealista).
Lo
más prudente es entender el Apocalipsis tomando elementos de todos estos
métodos interpretativos: en definitiva, Juan escribió para los creyentes de
finales del primero siglo y vio en las realidades de la época el cumplimiento
de muchas de sus visiones (preterista). Sin embargo, se debe aceptar que las
visiones de Juan sobrepasaban a las realidades de sus días. Por otro lado, esos
cumplimientos pueden verse como repetitivos en otros períodos de la historia con
sus aplicaciones para esa época (histórico). Además, se debe aceptar con los futuristas, que el
desenlace final de la historia que plantea el libro, cuando el reino de Dios se
imponga a los reinos de esta era, es un acontecimiento aún futuro. La segunda
venida de Cristo está aún en espera. “Aunque Juan veía al imperio Romano como
la gran bestia que amenazaba la extinción de la iglesia, en los últimos días
habrá una bestia escatológica (final) que mantendrá la misma relación con la
iglesia de la gran tribulación. Esta bestia que Roma encarnó de manera
tipológica, es la que describe el libro de Apocalipsis” (Mounce, 71).
De
manera, mis hermanos, que este libro es totalmente pertinente para ti y para
mi, que vivimos amenazados por “las nuevas Romas”, o los “anticristos de hoy” que nos desafían a renunciar a nuestra radical
lealtad al Rey de reyes Jesús, para inclinarnos ante ellos (el poder, el
dinero, la fama, el éxito, la prominencia, la inmoralidad, entre muchos otros).
Apocalipsis fue para la iglesia del pasado, es para la iglesia del presente y
será para la del futuro. Roma y el
anticristo son cualquier poder demoníaco, mundano o de cualquier
tipo que debamos enfrentar, que ponga en
riesgo nuestra fidelidad a Él. Vamos a los primeros 8 versículos de este
hermoso libro y descubramos quien es el protagonista central y conductor de
este tratado de ánimo y fortaleza para la iglesia. Veamos en primer lugar que…
I. Apocalipsis es una revelación de parte Dios a su iglesia, la cual debe
prestarle absoluta atención (vrs. 1-3)
A.
Es una revelación de parte de Dios
a sus siervos de cosas que están por suceder (vr. 1-2)
1)
“La revelación de Jesucristo”: Son
las primeras palabras del libro y probablemente fue el título original del
libro (Keener). La palabra griega es “apocalupsis”,
que es la que origina el título con el que nosotros hemos conocido este libro.
Esta palabra “revelación” significa simplemente descubrir o desvelar (es decir,
quitar o correr el velo, [Stam]) algo que está oculto (Ladd), hacer completamente
conocido algo (BDAG). “De Jesucristo” no significa primariamente que la
revelación tiene que ver o concierne a Jesucristo ([genitivo objetivo] aunque
esto será lo sucederá en el libro), sino que “procede de” o “es originada por”
Jesucristo (genitivo subjetivo). Él es quien da a conocer el contenido de la
revelación (Carballosa, Morris, Ladd, Keener). Lo que se verá en el libro es
que Jesucristo es tanto el que revela, como el contenido de la revelación, el
tema (Keener).
2)
“…que Dios le dio”: Hay una
cuádruple mediación esta revelación: se origina propiamente en Dios el Padre,
mientras que Dios el Hijo es quien la da a conocer por medio de “su ángel a su
siervo Juan”. Ya que Juan no le añade ninguna especificación a su nombre, es
natural que se trate del Juan más famoso y conocido entre los primeros
cristianos, es decir, el apóstol (Keener). Aún siendo un apóstol, el se designa
como “su siervo”. Pero los receptores
finales son “sus siervos”, es decir todos aquellos que pertenecen a su pueblo,
los que le obedecen y hacen su voluntad (Kistemaker). Pero ¿cuál es el
contenido de esta revelación?
3)
“…las cosas que deben suceder
pronto”: la palabra “pronto” ha causado mucha discusión. Pero lo más natural es
entender que la expresión se refiere a que los acontecimientos del fin se
comenzarán a dar con rapidez para los primeros lectores. De hecho muchos de los
acontecimientos prometido en el libro pudieron haber iniciado en el tiempo de
Juan o incluso antes (los sufrimientos y persecuciones). Es de manera similar
al tema del reino en Marcos, donde aunque la consumación era un acontecimiento
futuro, este también estaba ya invadiendo el presente (Keener). La expresión
paralela al final del versículo 3 “el tiempo está cerca” seguramente se refiere
al tiempo que antecede al fin. En la perspectiva profética, el futuro siempre
es visto como inminente: “lo distante siempre es visto a través de la
transparencia de lo inmediato (Ladd). Este tiempo ya ha iniciado, los eventos
se han cumplido y se cumplen en la historia. De manera que el fin es inminente
en todo tiempo y por lo tanto el creyente debe estar preparado. Como explican
Stam y Foulkes, las realidades últimas son prefiguradas en las realidades
presentes y por lo tanto se hacen intensamente cercanas a nosotros, se hacen
sentir en nuestras realidades penúltimas, presionando el presente desde el
futuro de Dios.
4)
Del autor intermediario se dice
“Que ha dado testimonio”. La frase puede traducirse en presente (Mounce:
aoristo presente). Ya que esta es la introducción (el prólogo) del libro, es
probable que fue lo último que Juan habría escrito. Así que este testimonio que
Juan ha dado se refiere a este mismo libro, al ponerse por escrito y
compartirse con las iglesias. Pero este testimonio escrito es presentado como
“la palabra de Dios” y como “el testimonio de Jesucristo”. Esta presentación
pone total autoridad en lo que se va a comunicar, puesto que Dios mismo es su
autor. Además, el Hijo ha dado testimonio de esta revelación por medio de su
ángel, es decir, él hadado fe o ha confirmado esta revelación. “Todo lo que
Juan vio”, confirma que “palabra de Dios” y “testimonio de Jesucristo” se
refiere precisamente al contenido de Apocalípsis” (está en aposición a esas dos
frases y si el “y” [kai] en el griego). Ya que esta revelación
tiene tal autoridad divina, prestarle atención es deber ineludible. Por eso el
versículo 3 concluye que…
B.
Serán felices los que le presten
seria atención a esta revelación (vr. 3): esta es una bendición que se
pronuncia sobre los que prestan seria atención a lo que el libro dice.
1)
“El que lee” (singular) se refiere
literalmente a la persona que leía en voz alta la Escritura en las reuniones.
Recordemos que eran pocos los que sabían leer en este tiempo y que no se tenían
copias del libro para cada uno.
2)
“Los que oyen”: son los asistentes
a la reunión de la iglesia. La mayoría aprendía por medio de escuchar la
lectura de otros. Al contenido también se le llama aquí “profecía”, es decir
una revelación de parte de Dios en el sentido antiguo testamentario.
3)
“Los que guardan”: no se trata
solo de leer y escuchar, el punto es “guardar”. El libro contiene muchas
exhortaciones a la fe, la paciencia, la obediencia, la oración y el testimonio.
Puesto que es palabra de Dios, los lectores y los escuchas están obligados a
obedecer. Así que el libro no se trata de una serie de predicciones del futuro
(como muchos piensan de Apocalipsis), se trata de una obra de carácter moral e
instructivo para la vida diaria del creyente.
Aplicación: 1) La iglesia vive en los tiempos del fin. Los dos mil años de la
iglesia son un tiempo en el cual la iglesia experimenta en cada generación los
tiempos finales caracterizados por una lucha encarnizada contra las fuerzas
satánicas: la falsa doctrina, la inmoralidad, el amor por este mundo y sus
atractivos, la oposición al evangelio.
¡Vivimos en tiempos finales! Al igual que los lectores del 1er siglo,
nuestra fe es retada, desafiada cada día. Por tanto debemos estar alertas,
preparados en espera siempre alerta porque el desenlace de la historia puede
suceder en cualquier momento. 2) Tanto este libro, como toda la Biblia, es la
palabra de Dios, tiene absoluta autoridad sobre nuestras vidas. La Biblia no es
un libro de entretenida lectura, es un libro que nos dice cómo vivir nuestra
vida como creyentes. Estamos obligados a obedecer sus directrices. Se nos
promete ser bendecidos si tomamos con seriedad la palabra de Dios. No se trata
sólo de leer o de oír, lo más importante es guardar. ¡Cuánta atención le
estamos prestando a la palabra de Dios! ¿Cuánto la leemos? ¿Cuán serio es para
nosotros el culto semanal donde escuchamos la palabra? ¿Los sustituimos fácil y
ligeramente? Pero sobre todo ¿hemos decidido rotundamente que la palabra de
Dios será la autoridad final en nuestra vida, en nuestra conducta o sólo será
un amuleto que tenemos en el tocador, en una librera, en la guantera del carro?
Luego que el autor nos ha dicho
que Apocalipsis es una revelación que viene de parte de Dios para la iglesia y que deberá prestarle seria atención, Juan va
animar a sus lectores, con un saludo que nos recuerda lo que tenemos en Dios
y quien es este Dios y lo que ha hecho
por nosotros. De manera que esta mañana continuaremos introduciéndonos a este
libro
Notando
en segundo lugar que…
II. La iglesia en conflicto es animada con el favor y la supremacía su
trino Dios (vrs. 3-8)
A.
Juan se dirige a las iglesias de
Asia deseándoles la gracias y la paz de
Dios (vr. 4ª).
[La forma en la que se presenta el libro es
la manera común en que se encabezaban las cartas. Así que el autor pretende que
se vea como un tipo de “carta”, aunque es más larga de lo habitual].
1)
“Juan”, es el autor humano que
pone por escrito esta revelación de Dios. ¿Qué Juan era este? Ya hemos
mencionado que toda la evidencia apunta a que se trataba de Juan el apóstol. Hay
que agregar que el hecho que el autor se identifique simplemente como “Juan”,
sin sentir la necesidad de clarificar su identidad también apunta a que se
trata de alguien lo suficientemente conocido en la cristiandad de la época como
para no necesitar ninguna clarificación. “Sólo un Juan fue lo suficientemente
grande entre los cristianos como para no necesitar ninguna descripción”
(Morris).
2)
“… a las siete iglesias de Asia”: Estas
iglesias se especificarán en los capítulos 2 a 3, con mensajes dirigidos a su
particular situación local. Pero como hemos dicho, es conocido que en la región
habían más iglesias que las mencionadas
(P. e.: Colosenses, Hierápolis [Col. 1:2, 4:13], Troas [Hech. 20:5]. Como hemos
mencionado, Juan use el número 7 seguramente para indicar “lo completo”
representando a toda la iglesia del Señor como receptora de su mensaje (Stam,
47). Lo importante es que eran iglesias
reales locales. ¡El mensaje de Apocalipsis es para iglesias locales con sus
problemáticas reales!
3)
“Gracia y paz a vosotros”: fue el
saludo cristiano acostumbrado. Ustedes lo han leído en las cartas de Pablo o de
Pedro. “La gracia es el favor divino que se muestra a la raza humana y la paz
es aquel estado de bienestar que le sigue… La gracia de Dios es lo que hace que
su pueblo pueda disfrutar de paz (Mounce, 89). La iglesia debe recordar que
tiene paz con Dios, a pesar que no tenga paz con el mundo o la sociedad en la
que vive.
B.
La gracia y la paz que la iglesia
goza procede del Supremo y trino Dios (4b-8). Juan va a exponer de tal manera la identidad
del Dios que envía esta revelación, que al hacerlo anima a los cristianos que
sufren con la verdad de que Dios es mayor que sus pruebas (Keener). ¡Cuando
en verdad creemos en el Dios que se revela en la Biblia, no hay sufrimiento o
dificultad que pueda hacernos abandonar nuestra fe! ¿Quién es este
Dios?
1)
“del que es y que era y que ha de venir”: Sin duda una manera de
referirse a Dios el Padre y una manera muy peculiar de referirse a la inmutabilidad
y eternidad de Dios que actúa en la escena de la historia humana (Ladd). Es
probable que sea una manera de interpretar o parafrasear el nombre con que Dios
se identificó a Moisés en Éxodo 3:14-15: “Yo soy el que soy” (Keener). Recordar que su Dios es eterno, sería de
mucho ánimo a una iglesia amenazada por una inminente persecución (Mounce).
2)
“… de los siete espíritus…”: es una de las expresiones más enigmáticas
del libro, pero por estar entre las figuras del Padre y del Hijo, lo más
probable es que se refiera al Espíritu Santo (Ladd). La idea quizá viene de
Zacarías 4, donde el profeta ve un candelabro de siete lámparas (vr. 2) y luego
se le dice que “no es con ejército, sino con el Espíritu de Dios (vr. 6). En
4:5 se hace referencia a “siete lámparas que arden delante del trono de Dios” y
se dice que son “los siete espíritus de Dios”.
Parece que la doctrina de la Trinidad estaba desarrollándose todavía,
pero lo más probable es que la frase habla de la plenitud de la presencia del
Espíritu de Dios (Stam, y lo polifacético que es, Foulkes).
3)
“…de Jesucristo”: se cierra el círculo trinitario como fuente de la
gracia y la paz para el creyente (vrs. 5-7). Hay que notar que es del Señor Jesús
de quien más cosas se dicen (¡tres
versículos completos!) y es a quien se demanda rendir gloria (vr. 6b) Por lo
tanto nos damos cuenta que es el Señor Jesucristo el centro de atención y
prioridad, tanto aquí como en el resto del libro. ¿Qué se nos dice de él?
1.
Se nos describe su persona ( sus atributos, vr. 5ª):
a.
“Testigo fiel”: es decir, su testimonio revelado en su vida y su
muerte (Jn. 3:32-33) y en este libro es verdadero. Podemos confiar en su
palabra. Pero la palabra “testigo” es literalmente “mártir” y hace referencia a
la muerte sufrida por la lealtad a una causa (Mounce). Así que Cristo es el
modelo de testigo fiel para una iglesia amenazada por la persecución. Es el
modelo de firmeza y fidelidad a la verdad de Dios.
Ayer se declaró beato a un hombre
y uno de los argumentos usados para su beatificación fue que él murió como
mártir de la fe. Pero yo pregunto ¿puede ser mártir “de la fe”, “de la verdad
de Dios” cuando las consecuencias espirituales del acto mismo donde se le
declara como santo serán nefastas para las personas, puesto que será una
barrera más entre ellos y Dios? Es decir, ¿puede ser alguien mártir de la fe,
cuando su misma declaración alejará de la fe a cientos de y miles de
personas? ¿De cuál fe diría yo? Porque
la justicia social que anhelo y
demando Romero (¡y qué bueno que lo hizo!) es sólo una parte de esta fe. Tengo
que preguntar aquí también ¿dónde nos mandó Jesucristo o algún apóstol que
declaremos beatos o santos a los creyentes? Al único que veo en la Biblia que
se nos ordena explícitamente “Santificar” es a Dios (En el Padre Nuestro, Mat.
6:9, y en 1 Pedro 3:15: “Santificad a
Dios el Señor”)
b.
“El primogénito de los muertos”: es decir, es el primero que venció a
la muerte, por lo tanto una esperanza para aquellos amenazados a morir como
murió él como mártir de la fe.” Si dar un testimonio fiel puede llevar al
martirio, el creyente debe recordar que Jesús, el mártir por excelencia es el
primogénito de los muertos” (Mounce) y por lo tanto su resurrección es una
garantía de que sus seguidores muertos también resucitarán (Keener).
c.
“El soberano de los reyes de la tierra”: Los creyentes debían saber,
que aunque pareciera que es Roma y Domiciano parecen ser los soberanos, la
realidad es que es Jesús el verdadero Rey sobre estos reyezuelos terrenales.
Probablemente la razón de este título sea la creciente política de Roma de
elevar a los altares divinos a los emperadores. Domiciano mismo había exigido
que se le llamara Dominus et Deus (Señor y
Dios, Ladd) ¡Qué gran consuelo para los hermanos del 1er siglo cuando se les
recuerda que su Señor está sobre estos reyes que les amenazan.
Nosotros
también hermanos, debemos saber que aunque los reyes de nuestros países se
dediquen a llevar a los altares a los hombres y no gobiernen con justicia y
honestidad, nuestro Señor Jesucristo está sobre ellos. ¡Él es el verdadero rey!
2.
Se nos describe su obra a favor de la iglesia por lo cual debemos
alabarle (vr. 5b-6ª): en una especie de doxología o alabanza hacia nuestro
Señor se describe su obra a favor nuestro, la cual nos da el motivo y deber
para adorarlo:
a.
“Nos amó”, la traducción correcta es en presente, “nos ama” (NVI, BLA,
RVA), que describe el amor constante, permanente inmutable de Cristo a su iglesia.
b.
“Nos lavó de nuestro pecados”. La traducción correcta es “nos libertó”
(NVI, BLA, RVA), que conlleva la idea del pago de un precio para librar de la
servidumbre o esclavitud del pecado que nos ataba antes de Cristo. Y este
precio ha sido la sangre misma de nuestro Señor. ¡Si somos de Cristo mis amados,
hemos sido libertados del pecado! Si Cristo nos ama, la máxima
expresión de su amor ha sido su muerte en la cruz su sangre derramada que nos
hace libres. Pero, ¿para qué? ¡Para que le sirvamos!
c.
“Y nos hizo reyes y sacerdotes
para Dios” (6ª): Esta no es buena traducción, lo correcto es “nos hizo un reino
de sacerdotes” (RVA, BLA, NVI) o, “un reino, es decir, sacerdotes” (sacerdotes
en aposición a reino, Mounce): Mediante su muerte Jesucristo constituyó un
reino formado por sus seguidores. Es la designación que se le dio a Israel en
el Sinaí (Ex. 19:5-6). Así que la iglesia colectivamente es un reino, con
nuestro rey soberano Jesús, pero individualmente somos cada uno sacerdotes de
Dios, es decir somos sus servidores. Como sacerdotes vivimos para adorar y
ofrecer nuestras vidas a Dios. ¡Todos somos sacerdotes, amén! Y como sacerdotes que somos no necesitamos
ninguna mediación, sino que tenemos libre acceso a la presencia de Dios para
ofrecer nuestros sacrificios de gratitud, alabanza y adoración a Dios (Ladd).
Sin embargo, de acuerdo a 5:10 (“reinaremos sobre la tierra”) es probable que
la designación de “reino de sacerdotes” aquí, también implique nuestra
participación con funciones reales al lado del rey mesiánico Jesús (Mat. 5:2-5,
19:28; Lc. 22:30, Ladd).
3.
Se nos dice nuestro deber para con él (vr. 6b): ¡darle, ofrecerle todo
el honor y gloria y alabanza! Por todo lo anterior: porque nos ama, porque nos
libertó de nuestro pecados y nos ha hechos sus servidores, debemos darle toda
exaltación!
4.
Se nos revela que él vuelve con gloria, visible y con juicio (vr. 7).
La obra redentora de Cristo conduce de manera natural a la expectativa del día
glorioso que regresará en triunfo y llevará la historia a su consumación
(Mounce).
a.
“He aquí viene con las nubes”: es una invitación a estar expectantes y
listos: “¡miren que viene…!”(NVI). “Las nubes” hace referencia a la visión de
Daniel 7:13.
b.
“Todo ojo le verá”: Juan nos dice que la segunda venida de Jesús será
un evento de universal atestiguación. Nadie quedará sin ser testigo de este
evento. En su juicio ante el Sanedrín, a Jesús se le preguntó si era el Cristo
y él respondió “yo soy, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del
poder y viniendo en las nubes del cielo” (Mr. 14:62). La respuesta de Jesús
era: “si bien hoy ustedes desafían y ponen en duda mi mesianismo, viene el día
cuando no se podrá poner en duda porque será evidente a todos” (Ladd). El
señorío de Cristo que hoy solo es reconocido por la iglesia será
inevitablemente evidente a todo el mundo en ese día.
c.
El texto continúa “… y todos los que le traspasaron”: es decir, los
que traspasaron al Señor también le verán. Aquí se cita un profecía de Zacarías
12:10, que se cumplió cuando el soldado traspasó el costado del Señor en la
cruz (Jn. 19:37). Pero aquí habla en plural, de manea que la referencia no se
limita a los que crucificaron
físicamente a Jesús sino a toda persona de cualquier época que por su
rechazo o indiferencia hacia Jesús y su Señorío se identifican con los que lo
traspasaron en la cruz (Mounce, Ladd).
d.
“todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”: la
referencia es a un lamento no por estar arrepentidos, es un lamento de dolor
que acompaña la revelación del juicio de Dios que se producirá con la venida de
Cristo. “Los no creyentes se lamentarán por el juicio que les acarrea haberle
rechazado” (Mounce, Ladd).
Mis hermanos: ¡cuán bienaventurados no somos
los que hemos apreciado la profecía de este libro y hemos reconocido al
Soberano de los reyes de la tierra como soberano absoluto sobre nuestras vidas!
¡Pero qué desdicha será para todos los que menospreciaron a Jesús rechazándole
mientras tuvieron la oportunidad! ¡Pero qué lamentable será también para todos
aquellos que simpatizaron con él, que estuvieron en las sillas de la iglesia,
pero nunca tomaron la decisión de rendirle su vida él! Por favor, si esta
mañana tú todavía eres uno de esos, no te vayas sin rendirle tu vida al Señor,
no querrás ser parte de estos que se lamentarán cuando regrese.
5.
El texto se cierra con una
declaración de Dios mismo en 1ª persona (vr. 8). Es como una respuesta a lo que
se ha dicho respecto a Cristo y su relación con los creyentes y con los no
creyentes.
a.
Dice que él es “el alfa y la
omega”. Estas son la primera y la última letra del alfabeto griego (ver
diapositiva). Aunque en la RV60 se agrega la frase explicativa “el principio y
el fin”, esta no se encuentra en los manuscritos griegos originales. Pero sé se
encuentra en 21:6 donde también Dios usa esta expresión en referencia a sí
mismo. Es también interesante que al final del libro, en 22:13, es Jesús el
Mesías quien se atribuye a sí mismo esta designación (lo que Dios dice de sí
miso también lo dice de sí mismo el Mesías). Lo que la expresión quiere decir
es que Dios es el principio como el final de todo. Él es el soberano y Señor de
todo lo que sucede en la historia del género humano (Ladd).
b.
Luego dice lo que ya ha dicho
sobre sí mismo en vr. 4 en referencia a su eternidad: “el que es y que era y
que ha de venir”. Él es eterno, el que trasciende los tiempos de la historia,
nunca afectado por los conflictos de esta historia. Ahora es Dios el que “ha de venir”, ¿ven cómo se intercambia entre
Dios y el Mesías el acto de “venir”? Él es el con su venida traerá a su
consumación la historia humana.
c. Finalmente, el es el “Todopoderoso”: habla de la soberanía absoluta de
nuestro Dios. No existe ningún poder que esté sobre él. Tanto estos títulos
como los que se han atribuido a Jesús tienen el objeto de animar y estimular a
los creyentes en los momentos de crisis.
Mis hermanos: No importa qué tan grandes
problemas estemos atravesando, sea lo que sea, salud, economía, pobreza, familia,
trabajo, no importa si parece que el mal impera en el mundo, no importa si
vemos una religiosidad ingenua, miope y
corrompida, los fieles deben tener esperanza y consuelo porque su Señor reina y
él llevará a su justo fin tanto nuestras pequeñas vidas como la totalidad de la
historia humana y si tú y yo somos de los fieles, estaremos del lado de nuestro
gran Señor el Todo poderoso ¡Aleluya!
Hemos visto entonces mis amados,
que Apocalipsis nos presenta una revelación de parte de Dios a la cual debemos
prestar absoluta y seria atención. Pero también hemos visto que cuando estamos
en conflicto de alguna índole, como iglesia somos animados con el favor y la
supremacía de nuestro gran y trino Dios. De manera que podemos concluir
recordando que…
I/C: Atendamos con
diligencia los retos de este libro animados sobre cualquier dificultad por la
absoluta supremacía de nuestro Dios.
Conclusión
La Biblia en general y el libro
de Apocalipsis en particular contienen el consejo, la sabiduría de Dios y el
manual para nuestra vida cotidiana. Dice este libro que seremos dichosos si le
prestamos la debida atención y obediencia. A veces tenemos el loable interés
por saber de la Biblia, pero poco interés en obedecerla. Nuestras decisiones y
estilo de vida muchas veces no reflejan un verdadero compromiso con la Palabra
de Dios. En el peor de los casos ni nos interesamos por conocerla ni mucho
menos por obedecerla. ¿Cómo te encuentras tú
en esta mañana? ¿Hasta cuándo decidirás obedecer? Por otro lado mis
amados, si sabemos cómo la historia terminará, si sabemos que Dios triunfará al
final sobre todo poder terrenal, sobre toda oposición a su iglesia en este
tiempo, sobre todo el mal y el pecado que impera sobre el mundo ¡Cómo podremos
vivir sin consagrarnos a él! ¡Cómo vivir como cristianos mediocres, sin
compromiso, mundanos, moldeados al estilo del mundo! ¡Cómo no servirle con
determinación cumpliendo así nuestro papel como sus sacerdotes! ¿Cómo anda tu
consagración al Señor hermano y hermana? ¿A caso no es un buen momento para
hacer un alto y comprometerte de nuevo con Él?
O, ¿seremos de los que nos lamentemos cuando él regrese?
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