La revelación de Jesucristo: Apocalipsis 1:1-8

La revelación de Jesucristo
(Apocalipsis 1:1-8)

Introducción:
                Unos de los libros de la Biblia que más curiosidad ha despertado en las personas es el último libro de la Biblia. Apocalipsis, al mismo tiempo, ha sido quizá el que más dificultades ha presentado al momento de interpretar su contenido. Muchos predicadores incluso le huyen a este libro. Pero esta mañana me propongo inicial el estudio de este libro. No sé cuánto tiempo nos llevará, pero entiendo que es un buen momento para sumergirnos en el impresionante contenido de Apocalipsis. Permítanme mencionarles algunas generalidades sobre él.

                Su autor. Tradicionalmente se ha defendido la autoría del apóstol Juan. En tiempos modernos muchos eruditos han tratado de desacreditar esta postura. Sin embargo toda la evidencia externa desde el siglo II (todos los autores de los primeros siglos como, como Justino Martir [150 AD], Ireneo [200 AD], Clemente de Alejandría y Tertuliano) es unánime en cuanto a la autoría del apóstol Juan. También hay evidencias dentro del mismo escrito (internas) que apuntan a lo mismo, por ejemplo la autoridad que parece ejercer esta persona sobre las iglesias de Asia (Mounce, 45), las similitudes en algunos temas con el evangelio de Juan (Mounce, 51), por ejemplo el uso de “logos” para identificar a Cristo (19:13, cp. Con Jn. 1:1, 14 y 1 Juan 1:1). Por tanto, podemos decir con mucha confianza que Apocalipsis fue escrito por Juan el apóstol de Jesús, hijo de Zebedeo.

                La Fecha: La fecha más probable de composición del libro es en la década  cuando Domiciano era el emperador de Roma, entre el 81 y el 96 AD (Ladd, 27). Es bajo este emperador que se instituye oficialmente el culto al emperador y en el libro se puede evidenciar el conflicto que esto trajo a los creyentes que se veían en la encrucijada de cumplir las demandas del imperio o las de Cristo. Es en esta época cuando se comienza a dar los primeros indicios de una persecución inminente contra los cristianos por parte del estado (si bien no se registró todavía ninguna persecución ni formal ni generalizada), y el libro tiene mucho que ver con ese contexto de amenaza hacia la iglesia.

                Los destinatarios y el contexto: Claramente los cristianos a los que Juan dirige su Apocalipsis estaban experimentando problemas locales serios . El exilio de Juan en la isla de Patmos evidencia el hecho de una persecución en Éfeso (donde Juan pastoreaba por muchos años), probablemente debido a una acción consular en la ciudad o a un decreto imperial en Roma. Por el contenido del libro sabemos que los creyentes corrían peligro (p. e. 2:10: una advertencia a la iglesia de Esmirna, donde se les exhorta a ser fieles hasta la muerte). Algunos, incluso habrían sufrido el martirio (6:9). De manera que, aunque no hay indicios para esta época de una persecución anticristiana generalizada, esa tendencia podía evidenciarse por diversos problemas locales que ya se daban con las autoridades imperiales. Esto presagiaba un recrudecimiento de los problemas, pero más que eso, como veremos, estos conflictos reflejaban la lucha que la iglesia tendrá con las fuerzas del mal mientras espera la 2ª venida de su Señor (Ladd, 40-45). Juan se dirige, entonces, a las iglesias locales que estaban en Asia (cps. 2-3), que eran representativas de muchas más iglesias que existían en este período, pero también se dirige a los creyentes de cualquier momento de la historia que vive de una u otra manera el conflicto entre el reino de Dios y el reino del Diablo (Carballosa, 22).

                El propósito: El propósito del libro es fortalecer la fe de los creyentes de toda época que, al igual que los lectores originales se ven amenazados por la realidad de vivir en un mundo hostil y ajeno a la autoridad de Jesucristo. El libro desafía al creyente a mantenerse fiel a Jesús aun si esto implica ofrecer la vida misma por su causa. La promesa del libro es que aunque pueda parecer que los poderes hostiles, ya sean humanos o demoníacos están prevaleciendo, serán finalmente todos sometidos al Rey de reyes. El último triunfo no corresponderá al imperio de Roma, sino al imperio de Dios (Carballosa, citando a J. M. Martínez, 21).

                ¿Cómo interpretar Apocalipsis? Históricamente ha habido varias maneras de interpretar este fascinante libro. Se las menciono brevemente y luego les digo cómo lo haremos nosotros: 1) La interpretación Preterista (o perteneciente al pasado), dice que todo lo que el Apocalipsis dijo y profetizó se refería únicamente al contexto histórico de sus lectores originales. Es decir todo se deja en el pasado. En este sentido el Apocalipsis es un fracaso porque nunca se llegó a una victoria final con el regreso del Señor (Carballosa, 26). 2) Otro acercamiento se ha llamado historicista. Este considera que Apocalipsis no tenía casi nada que ver con el contexto de sus primeros lectores, sino que es una predicción de  la historia de la iglesia hasta la segunda venida de Cristo y el fin de la era (Ladd, 66). 3) La escuela idealista o simbólica, piensa que el libro no tiene que ver con ningún acontecimiento histórico, sino que plante los principios que gobiernan la historia del mundo y la iglesia (Mounce, 69). Es un retrato simbólico del conflicto cósmico entre el reino de Dios y los poderes satánicos del mal (Ladd, 72). 4) El método futurista o escatológico (es el método con que más nos hemos identificado los evangélicos). Este método envía todo lo que dice el libro al futuro. Se trata de los acontecimientos que acontecerán únicamente cuando el fin del mundo o de la era sea inminente (Kuyper, citado por Mounce, 68).  Como vemos estos puntos de vista fallan, unos en que no dejan nada para el futuro (preterista), otros dejan todo para el futuro (futurista), otros no ven ninguna aplicación ni para los primeros lectores ni para ningún momento de la iglesia en la historia, es sólo una descripción de cómo funcionan las cosas (historicista e idealista).

                Lo más prudente es entender el Apocalipsis tomando elementos de todos estos métodos interpretativos: en definitiva, Juan escribió para los creyentes de finales del primero siglo y vio en las realidades de la época el cumplimiento de muchas de sus visiones (preterista). Sin embargo, se debe aceptar que las visiones de Juan sobrepasaban a las realidades de sus días. Por otro lado, esos cumplimientos pueden verse como repetitivos en otros períodos de la historia con sus aplicaciones para esa época (histórico). Además,  se debe aceptar con los futuristas, que el desenlace final de la historia que plantea el libro, cuando el reino de Dios se imponga a los reinos de esta era, es un acontecimiento aún futuro. La segunda venida de Cristo está aún en espera. “Aunque Juan veía al imperio Romano como la gran bestia que amenazaba la extinción de la iglesia, en los últimos días habrá una bestia escatológica (final) que mantendrá la misma relación con la iglesia de la gran tribulación. Esta bestia que Roma encarnó de manera tipológica, es la que describe el libro de Apocalipsis” (Mounce, 71).

                De manera, mis hermanos, que este libro es totalmente pertinente para ti y para mi, que vivimos amenazados por “las nuevas Romas”, o los  “anticristos de hoy”  que nos desafían a renunciar a nuestra radical lealtad al Rey de reyes Jesús, para inclinarnos ante ellos (el poder, el dinero, la fama, el éxito, la prominencia, la inmoralidad, entre muchos otros). Apocalipsis fue para la iglesia del pasado, es para la iglesia del presente y será para la del futuro. Roma y el  anticristo son cualquier poder demoníaco, mundano o de cualquier tipo  que debamos enfrentar, que ponga en riesgo nuestra fidelidad a Él. Vamos a los primeros 8 versículos de este hermoso libro y descubramos quien es el protagonista central y conductor de este tratado de ánimo y fortaleza para la iglesia. Veamos en primer lugar que…

I.      Apocalipsis es una revelación de parte Dios a su iglesia, la cual debe prestarle absoluta atención (vrs. 1-3)

A.   Es una revelación de parte de Dios a sus siervos de cosas que están por suceder (vr. 1-2)
1)    “La revelación de Jesucristo”: Son las primeras palabras del libro y probablemente fue el título original del libro (Keener). La palabra griega es “apocalupsis”, que es la que origina el título con el que nosotros hemos conocido este libro. Esta palabra “revelación” significa simplemente descubrir o desvelar (es decir, quitar o correr el velo, [Stam]) algo que está oculto (Ladd), hacer completamente conocido algo (BDAG). “De Jesucristo” no significa primariamente que la revelación tiene que ver o concierne a Jesucristo ([genitivo objetivo] aunque esto será lo sucederá en el libro), sino que “procede de” o “es originada por” Jesucristo (genitivo subjetivo). Él es quien da a conocer el contenido de la revelación (Carballosa, Morris, Ladd, Keener). Lo que se verá en el libro es que Jesucristo es tanto el que revela, como el contenido de la revelación, el tema (Keener).
2)    “…que Dios le dio”: Hay una cuádruple mediación esta revelación: se origina propiamente en Dios el Padre, mientras que Dios el Hijo es quien la da a conocer por medio de “su ángel a su siervo Juan”. Ya que Juan no le añade ninguna especificación a su nombre, es natural que se trate del Juan más famoso y conocido entre los primeros cristianos, es decir, el apóstol (Keener). Aún siendo un apóstol, el se designa como “su siervo”.  Pero los receptores finales son “sus siervos”, es decir todos aquellos que pertenecen a su pueblo, los que le obedecen y hacen su voluntad (Kistemaker). Pero ¿cuál es el contenido de esta revelación?
3)    “…las cosas que deben suceder pronto”: la palabra “pronto” ha causado mucha discusión. Pero lo más natural es entender que la expresión se refiere a que los acontecimientos del fin se comenzarán a dar con rapidez para los primeros lectores. De hecho muchos de los acontecimientos prometido en el libro pudieron haber iniciado en el tiempo de Juan o incluso antes (los sufrimientos y persecuciones). Es de manera similar al tema del reino en Marcos, donde aunque la consumación era un acontecimiento futuro, este también estaba ya invadiendo el presente (Keener). La expresión paralela al final del versículo 3 “el tiempo está cerca” seguramente se refiere al tiempo que antecede al fin. En la perspectiva profética, el futuro siempre es visto como inminente: “lo distante siempre es visto a través de la transparencia de lo inmediato (Ladd). Este tiempo ya ha iniciado, los eventos se han cumplido y se cumplen en la historia. De manera que el fin es inminente en todo tiempo y por lo tanto el creyente debe estar preparado. Como explican Stam y Foulkes, las realidades últimas son prefiguradas en las realidades presentes y por lo tanto se hacen intensamente cercanas a nosotros, se hacen sentir en nuestras realidades penúltimas, presionando el presente desde el futuro de Dios.
4)    Del autor intermediario se dice “Que ha dado testimonio”. La frase puede traducirse en presente (Mounce: aoristo presente). Ya que esta es la introducción (el prólogo) del libro, es probable que fue lo último que Juan habría escrito. Así que este testimonio que Juan ha dado se refiere a este mismo libro, al ponerse por escrito y compartirse con las iglesias. Pero este testimonio escrito es presentado como “la palabra de Dios” y como “el testimonio de Jesucristo”. Esta presentación pone total autoridad en lo que se va a comunicar, puesto que Dios mismo es su autor. Además, el Hijo ha dado testimonio de esta revelación por medio de su ángel, es decir, él hadado fe o ha confirmado esta revelación. “Todo lo que Juan vio”, confirma que “palabra de Dios” y “testimonio de Jesucristo” se refiere precisamente al contenido de Apocalípsis” (está en aposición a esas dos frases y si el “y” [kai] en el griego). Ya que esta revelación tiene tal autoridad divina, prestarle atención es deber ineludible. Por eso el versículo 3 concluye que…
B.    Serán felices los que le presten seria atención a esta revelación (vr. 3): esta es una bendición que se pronuncia sobre los que prestan seria atención a lo que el libro dice.
1)    “El que lee” (singular) se refiere literalmente a la persona que leía en voz alta la Escritura en las reuniones. Recordemos que eran pocos los que sabían leer en este tiempo y que no se tenían copias del libro para cada uno.
2)    “Los que oyen”: son los asistentes a la reunión de la iglesia. La mayoría aprendía por medio de escuchar la lectura de otros. Al contenido también se le llama aquí “profecía”, es decir una revelación de parte de Dios en el sentido antiguo testamentario.
3)    “Los que guardan”: no se trata solo de leer y escuchar, el punto es “guardar”. El libro contiene muchas exhortaciones a la fe, la paciencia, la obediencia, la oración y el testimonio. Puesto que es palabra de Dios, los lectores y los escuchas están obligados a obedecer. Así que el libro no se trata de una serie de predicciones del futuro (como muchos piensan de Apocalipsis), se trata de una obra de carácter moral e instructivo para la vida diaria del creyente.

Aplicación: 1) La iglesia vive en los tiempos del fin. Los dos mil años de la iglesia son un tiempo en el cual la iglesia experimenta en cada generación los tiempos finales caracterizados por una lucha encarnizada contra las fuerzas satánicas: la falsa doctrina, la inmoralidad, el amor por este mundo y sus atractivos, la oposición al evangelio.  ¡Vivimos en tiempos finales! Al igual que los lectores del 1er siglo, nuestra fe es retada, desafiada cada día. Por tanto debemos estar alertas, preparados en espera siempre alerta porque el desenlace de la historia puede suceder en cualquier momento. 2) Tanto este libro, como toda la Biblia, es la palabra de Dios, tiene absoluta autoridad sobre nuestras vidas. La Biblia no es un libro de entretenida lectura, es un libro que nos dice cómo vivir nuestra vida como creyentes. Estamos obligados a obedecer sus directrices. Se nos promete ser bendecidos si tomamos con seriedad la palabra de Dios. No se trata sólo de leer o de oír, lo más importante es guardar. ¡Cuánta atención le estamos prestando a la palabra de Dios! ¿Cuánto la leemos? ¿Cuán serio es para nosotros el culto semanal donde escuchamos la palabra? ¿Los sustituimos fácil y ligeramente? Pero sobre todo ¿hemos decidido rotundamente que la palabra de Dios será la autoridad final en nuestra vida, en nuestra conducta o sólo será un amuleto que tenemos en el tocador, en una librera, en la guantera del carro?

                Luego que el autor nos ha dicho que Apocalipsis es una revelación que viene de parte de Dios para la iglesia y  que deberá prestarle seria atención, Juan va animar a sus lectores, con un saludo que nos recuerda lo que tenemos en Dios y  quien es este Dios y lo que ha hecho por nosotros. De manera que esta mañana continuaremos introduciéndonos a este libro
Notando  en segundo lugar que…

II.    La iglesia en conflicto es animada con el favor y la supremacía su trino Dios (vrs. 3-8)

A.   Juan se dirige a las iglesias de Asia  deseándoles la gracias y la paz de Dios (vr. 4ª).
[La forma en la que se presenta el libro es la manera común en que se encabezaban las cartas. Así que el autor pretende que se vea como un tipo de “carta”, aunque es más larga de lo habitual].
1)    “Juan”, es el autor humano que pone por escrito esta revelación de Dios. ¿Qué Juan era este? Ya hemos mencionado que toda la evidencia apunta a que se trataba de Juan el apóstol. Hay que agregar que el hecho que el autor se identifique simplemente como “Juan”, sin sentir la necesidad de clarificar su identidad también apunta a que se trata de alguien lo suficientemente conocido en la cristiandad de la época como para no necesitar ninguna clarificación. “Sólo un Juan fue lo suficientemente grande entre los cristianos como para no necesitar ninguna descripción” (Morris).
2)    “… a las siete iglesias de Asia”: Estas iglesias se especificarán en los capítulos 2 a 3, con mensajes dirigidos a su particular situación local. Pero como hemos dicho, es conocido que en la región habían más iglesias  que las mencionadas (P. e.: Colosenses, Hierápolis [Col. 1:2, 4:13], Troas [Hech. 20:5]. Como hemos mencionado, Juan use el número 7 seguramente para indicar “lo completo” representando a toda la iglesia del Señor como receptora de su mensaje (Stam, 47).  Lo importante es que eran iglesias reales locales. ¡El mensaje de Apocalipsis es para iglesias locales con sus problemáticas reales!
3)    “Gracia y paz a vosotros”: fue el saludo cristiano acostumbrado. Ustedes lo han leído en las cartas de Pablo o de Pedro. “La gracia es el favor divino que se muestra a la raza humana y la paz es aquel estado de bienestar que le sigue… La gracia de Dios es lo que hace que su pueblo pueda disfrutar de paz (Mounce, 89). La iglesia debe recordar que tiene paz con Dios, a pesar que no tenga paz con el mundo o la sociedad en la que vive.
B.    La gracia y la paz que la iglesia goza procede del Supremo y trino Dios (4b-8). Juan va a exponer de tal manera la identidad del Dios que envía esta revelación, que al hacerlo anima a los cristianos que sufren con la verdad de que Dios es mayor que sus pruebas (Keener). ¡Cuando en verdad creemos en el Dios que se revela en la Biblia, no hay sufrimiento o dificultad que pueda hacernos abandonar nuestra fe! ¿Quién es este Dios?
1)    “del que es y que era y que ha de venir”: Sin duda una manera de referirse a Dios el Padre y una manera muy peculiar de referirse a la inmutabilidad y eternidad de Dios que actúa en la escena de la historia humana (Ladd). Es probable que sea una manera de interpretar o parafrasear el nombre con que Dios se identificó a Moisés en Éxodo 3:14-15: “Yo soy el que soy” (Keener).  Recordar que su Dios es eterno, sería de mucho ánimo a una iglesia amenazada por una inminente persecución (Mounce).
2)    “… de los siete espíritus…”: es una de las expresiones más enigmáticas del libro, pero por estar entre las figuras del Padre y del Hijo, lo más probable es que se refiera al Espíritu Santo (Ladd). La idea quizá viene de Zacarías 4, donde el profeta ve un candelabro de siete lámparas (vr. 2) y luego se le dice que “no es con ejército, sino con el Espíritu de Dios (vr. 6). En 4:5 se hace referencia a “siete lámparas que arden delante del trono de Dios” y se dice que son “los siete espíritus de Dios”.  Parece que la doctrina de la Trinidad estaba desarrollándose todavía, pero lo más probable es que la frase habla de la plenitud de la presencia del Espíritu de Dios (Stam, y lo polifacético que es, Foulkes).
3)    “…de Jesucristo”: se cierra el círculo trinitario como fuente de la gracia y la paz para el creyente (vrs. 5-7). Hay que notar que es del Señor Jesús  de quien más cosas se dicen (¡tres versículos completos!) y es a quien se demanda rendir gloria (vr. 6b) Por lo tanto nos damos cuenta que es el Señor Jesucristo el centro de atención y prioridad, tanto aquí como en el resto del libro. ¿Qué se nos dice de él?
1.    Se nos describe su persona ( sus atributos, vr. 5ª):
a.    “Testigo fiel”: es decir, su testimonio revelado en su vida y su muerte (Jn. 3:32-33) y en este libro es verdadero. Podemos confiar en su palabra. Pero la palabra “testigo” es literalmente “mártir” y hace referencia a la muerte sufrida por la lealtad a una causa (Mounce). Así que Cristo es el modelo de testigo fiel para una iglesia amenazada por la persecución. Es el modelo de firmeza y fidelidad a la verdad de Dios. 

Ayer se declaró beato a un hombre y uno de los argumentos usados para su beatificación fue que él murió como mártir de la fe. Pero yo pregunto ¿puede ser mártir “de la fe”, “de la verdad de Dios” cuando las consecuencias espirituales del acto mismo donde se le declara como santo serán nefastas para las personas, puesto que será una barrera más entre ellos y Dios? Es decir, ¿puede ser alguien mártir de la fe, cuando su misma declaración alejará de la fe a cientos de y miles de personas?  ¿De cuál fe diría yo?  Porque  la justicia social que anhelo  y demando Romero (¡y qué bueno que lo hizo!) es sólo una parte de esta fe. Tengo que preguntar aquí también ¿dónde nos mandó Jesucristo o algún apóstol que declaremos beatos o santos a los creyentes? Al único que veo en la Biblia que se nos ordena explícitamente “Santificar” es a Dios (En el Padre Nuestro, Mat. 6:9,  y en 1 Pedro 3:15: “Santificad a Dios el Señor”)

b.    “El primogénito de los muertos”: es decir, es el primero que venció a la muerte, por lo tanto una esperanza para aquellos amenazados a morir como murió él como mártir de la fe.” Si dar un testimonio fiel puede llevar al martirio, el creyente debe recordar que Jesús, el mártir por excelencia es el primogénito de los muertos” (Mounce) y por lo tanto su resurrección es una garantía de que sus seguidores muertos también resucitarán (Keener).
c.     “El soberano de los reyes de la tierra”: Los creyentes debían saber, que aunque pareciera que es Roma y Domiciano parecen ser los soberanos, la realidad es que es Jesús el verdadero Rey sobre estos reyezuelos terrenales. Probablemente la razón de este título sea la creciente política de Roma de elevar a los altares divinos a los emperadores. Domiciano mismo había exigido que se le llamara  Dominus et Deus (Señor y Dios, Ladd) ¡Qué gran consuelo para los hermanos del 1er siglo cuando se les recuerda que su Señor está sobre estos reyes que les amenazan. 

Nosotros también hermanos, debemos saber que aunque los reyes de nuestros países se dediquen a llevar a los altares a los hombres y no gobiernen con justicia y honestidad, nuestro Señor Jesucristo está sobre ellos. ¡Él es el verdadero rey!

2.    Se nos describe su obra a favor de la iglesia por lo cual debemos alabarle (vr. 5b-6ª): en una especie de doxología o alabanza hacia nuestro Señor se describe su obra a favor nuestro, la cual nos da el motivo y deber para adorarlo:
a.    “Nos amó”, la traducción correcta es en presente, “nos ama” (NVI, BLA, RVA), que describe el amor constante, permanente inmutable de Cristo a su iglesia.
b.    “Nos lavó de nuestro pecados”. La traducción correcta es “nos libertó” (NVI, BLA, RVA), que conlleva la idea del pago de un precio para librar de la servidumbre o esclavitud del pecado que nos ataba antes de Cristo. Y este precio ha sido la sangre misma de nuestro Señor. ¡Si somos de Cristo mis amados, hemos sido libertados del pecado! Si Cristo nos ama, la máxima expresión de su amor ha sido su muerte en la cruz su sangre derramada que nos hace libres. Pero, ¿para qué? ¡Para que le sirvamos!
c.     “Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios” (6ª): Esta no es buena traducción, lo correcto es “nos hizo un reino de sacerdotes” (RVA, BLA, NVI) o, “un reino, es decir, sacerdotes” (sacerdotes en aposición a reino, Mounce): Mediante su muerte Jesucristo constituyó un reino formado por sus seguidores. Es la designación que se le dio a Israel en el Sinaí (Ex. 19:5-6). Así que la iglesia colectivamente es un reino, con nuestro rey soberano Jesús, pero individualmente somos cada uno sacerdotes de Dios, es decir somos sus servidores. Como sacerdotes vivimos para adorar y ofrecer nuestras vidas a Dios. ¡Todos somos sacerdotes, amén!  Y como sacerdotes que somos no necesitamos ninguna mediación, sino que tenemos libre acceso a la presencia de Dios para ofrecer nuestros sacrificios de gratitud, alabanza y adoración a Dios (Ladd). Sin embargo, de acuerdo a 5:10 (“reinaremos sobre la tierra”) es probable que la designación de “reino de sacerdotes” aquí, también implique nuestra participación con funciones reales al lado del rey mesiánico Jesús (Mat. 5:2-5, 19:28; Lc. 22:30, Ladd).
3.    Se nos dice nuestro deber para con él (vr. 6b): ¡darle, ofrecerle todo el honor y gloria y alabanza! Por todo lo anterior: porque nos ama, porque nos libertó de nuestro pecados y nos ha hechos sus servidores, debemos darle toda exaltación!
4.    Se nos revela que él vuelve con gloria, visible y con juicio (vr. 7). La obra redentora de Cristo conduce de manera natural a la expectativa del día glorioso que regresará en triunfo y llevará la historia a su consumación (Mounce).
a.    “He aquí viene con las nubes”: es una invitación a estar expectantes y listos: “¡miren que viene…!”(NVI). “Las nubes” hace referencia a la visión de Daniel 7:13.
b.    “Todo ojo le verá”: Juan nos dice que la segunda venida de Jesús será un evento de universal atestiguación. Nadie quedará sin ser testigo de este evento. En su juicio ante el Sanedrín, a Jesús se le preguntó si era el Cristo y él respondió “yo soy, y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo en las nubes del cielo” (Mr. 14:62). La respuesta de Jesús era: “si bien hoy ustedes desafían y ponen en duda mi mesianismo, viene el día cuando no se podrá poner en duda porque será evidente a todos” (Ladd). El señorío de Cristo que hoy solo es reconocido por la iglesia será inevitablemente evidente a todo el mundo en ese día.
c.     El texto continúa “… y todos los que le traspasaron”: es decir, los que traspasaron al Señor también le verán. Aquí se cita un profecía de Zacarías 12:10, que se cumplió cuando el soldado traspasó el costado del Señor en la cruz (Jn. 19:37). Pero aquí habla en plural, de manea que la referencia no se limita a los que crucificaron  físicamente a Jesús sino a toda persona de cualquier época que por su rechazo o indiferencia hacia Jesús y su Señorío se identifican con los que lo traspasaron en la cruz (Mounce, Ladd).
d.    “todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”: la referencia es a un lamento no por estar arrepentidos, es un lamento de dolor que acompaña la revelación del juicio de Dios que se producirá con la venida de Cristo. “Los no creyentes se lamentarán por el juicio que les acarrea haberle rechazado” (Mounce, Ladd). 

Mis hermanos: ¡cuán bienaventurados no somos los que hemos apreciado la profecía de este libro y hemos reconocido al Soberano de los reyes de la tierra como soberano absoluto sobre nuestras vidas! ¡Pero qué desdicha será para todos los que menospreciaron a Jesús rechazándole mientras tuvieron la oportunidad! ¡Pero qué lamentable será también para todos aquellos que simpatizaron con él, que estuvieron en las sillas de la iglesia, pero nunca tomaron la decisión de rendirle su vida él! Por favor, si esta mañana tú todavía eres uno de esos, no te vayas sin rendirle tu vida al Señor, no querrás ser parte de estos que se lamentarán cuando regrese.

5.    El texto se cierra con una declaración de Dios mismo en 1ª persona (vr. 8). Es como una respuesta a lo que se ha dicho respecto a Cristo y su relación con los creyentes y con los no creyentes.
a.    Dice que él es “el alfa y la omega”. Estas son la primera y la última letra del alfabeto griego (ver diapositiva). Aunque en la RV60 se agrega la frase explicativa “el principio y el fin”, esta no se encuentra en los manuscritos griegos originales. Pero sé se encuentra en 21:6 donde también Dios usa esta expresión en referencia a sí mismo. Es también interesante que al final del libro, en 22:13, es Jesús el Mesías quien se atribuye a sí mismo esta designación (lo que Dios dice de sí miso también lo dice de sí mismo el Mesías). Lo que la expresión quiere decir es que Dios es el principio como el final de todo. Él es el soberano y Señor de todo lo que sucede en la historia del género humano (Ladd).
b.    Luego dice lo que ya ha dicho sobre sí mismo en vr. 4 en referencia a su eternidad: “el que es y que era y que ha de venir”. Él es eterno, el que trasciende los tiempos de la historia, nunca afectado por los conflictos de esta historia. Ahora es Dios el que  “ha de venir”, ¿ven cómo se intercambia entre Dios y el Mesías el acto de “venir”? Él es el con su venida traerá a su consumación la historia humana.
c.     Finalmente, el es el “Todopoderoso”: habla de la soberanía absoluta de nuestro Dios. No existe ningún poder que esté sobre él. Tanto estos títulos como los que se han atribuido a Jesús tienen el objeto de animar y estimular a los creyentes en los momentos de crisis. 

Mis hermanos: No importa qué tan grandes problemas estemos atravesando, sea lo que sea, salud, economía, pobreza, familia, trabajo, no importa si parece que el mal impera en el mundo, no importa si vemos una religiosidad  ingenua, miope y corrompida, los fieles deben tener esperanza y consuelo porque su Señor reina y él llevará a su justo fin tanto nuestras pequeñas vidas como la totalidad de la historia humana y si tú y yo somos de los fieles, estaremos del lado de nuestro gran Señor el Todo poderoso ¡Aleluya!

                Hemos visto entonces mis amados, que Apocalipsis nos presenta una revelación de parte de Dios a la cual debemos prestar absoluta y seria atención. Pero también hemos visto que cuando estamos en conflicto de alguna índole, como iglesia somos animados con el favor y la supremacía de nuestro gran y trino Dios. De manera que podemos concluir recordando que…

I/C: Atendamos con diligencia los retos de este libro animados sobre cualquier dificultad por la absoluta  supremacía de nuestro Dios.
Conclusión
                La Biblia en general y el libro de Apocalipsis en particular contienen el consejo, la sabiduría de Dios y el manual para nuestra vida cotidiana. Dice este libro que seremos dichosos si le prestamos la debida atención y obediencia. A veces tenemos el loable interés por saber de la Biblia, pero poco interés en obedecerla. Nuestras decisiones y estilo de vida muchas veces no reflejan un verdadero compromiso con la Palabra de Dios. En el peor de los casos ni nos interesamos por conocerla ni mucho menos por obedecerla. ¿Cómo te encuentras tú  en esta mañana? ¿Hasta cuándo decidirás obedecer? Por otro lado mis amados, si sabemos cómo la historia terminará, si sabemos que Dios triunfará al final sobre todo poder terrenal, sobre toda oposición a su iglesia en este tiempo, sobre todo el mal y el pecado que impera sobre el mundo ¡Cómo podremos vivir sin consagrarnos a él! ¡Cómo vivir como cristianos mediocres, sin compromiso, mundanos, moldeados al estilo del mundo! ¡Cómo no servirle con determinación cumpliendo así nuestro papel como sus sacerdotes! ¿Cómo anda tu consagración al Señor hermano y hermana? ¿A caso no es un buen momento para hacer un alto y comprometerte de nuevo con Él?  O, ¿seremos de los que nos lamentemos cuando él regrese?


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