Ataque satánico II. Apocalipsis 9:13-21
Introducción
El
autor de este libro nos va conduciendo de tal modo que el plan de Dios va
desplegándose paulatinamente. Dios es quien conduce la historia humana a su
desenlace. Pero esta historia es una historia de rebeldía y hostilidad por
parte de la humanidad. Por eso Apocalípsis nos presenta el proceso de cómo Dios
tratará con la rebeldía humana. El autor nos lo muestra, como le fue mostrado a
él, por medio de tres series de sietes: siete sellos, ahora estamos con las
siete trompetas, y luego vendrán las siete copas de ira. Lo que vamos a notar
es que existe un paralelismo entre las tres series de sietes (mostrar. Como lo
mencioné antes, estas series representan el juicio de Dios sobre el mundo
pecador y rebelde a través de la historia pero con una intensificación
progresiva en cada serie. Ahora bien, en
cada serie de sietes, parece que el sexto evento representa un punto culminante
en el proceso de juicios de Dios, es decir, el desenlace final de sus juicios
(Kistemaker). Eso es lo que tenemos ahora con la sexta trompeta.
El
contenido de la sexta trompeta es bastante similar al de la quinta. Puede verse
incluso como una secuencia o secuela del juicio que comienza con la quinta
trompeta. Lo que se inicia en la quinta, viene a completarse en la sexta, pero
hay un recrudecimiento en las acciones de las hordas demoníacas, un movimiento
desde la tortura en la quinta trompeta, hacia la muerte en la sexta (Osborne,
Ladd). También se ve un aumento del
número de víctimas que mueren: con el
cuarto sello, una cuarta parte de la humanidad, ahora, con la sexta trompeta es
un tercio de la humanidad. Parece que Dios progresivamente apretará más y más
al mundo caído, en rebeldía contra él. La pregunta sería: ¿Habrá una vuelta del
hombre a Dios al verse presionado al extremo por los juicios de Dios? Veremos
la respuesta a esta pregunta.
I.
Dios desatará fuerzas demoníacas que acabarán
con la vida de muchos (vrs. 13-19)
A.
Dios ordena la liberación de 4 ángeles atados
(vrs. 13-14).
1) “una voz de entre los cuatro
cuernos del altar de oro…” Parece ser que la voz viene desde el altar del
incienso, ya mencionado en 8:4 y 5 (Keener, Morris, Kistemaker). El altar del
incienso en el templo tenía cuernos en sus cuatro esquinas (Ex. 30:1-10, mostrar
imagen). Esto da a entender que el juicio de la sexta trompeta es otra
respuesta a las oraciones de los santos (ya que el incienso derramado sobre
este altar sube con las oraciones de los creyentes en 8:4). “Una voz”: no se
nos informa de quien es la voz, pero puede ser la voz de Dios o de parte de él
(Morris, Kistemaker) o la de un ángel, quizá el que presenta las oraciones de
los santos en el altar en 8:3-5 (Osborne).
2) “desata a los 4 ángeles
atados…”: el ángel de la sexta trompeta recibe la orden de desatar a cuatro
ángeles que se encuentran atados junto al río Éufrates. El hecho que estos
ángeles han estado atados (tiempo pf en gr.) indica que son ángeles malos
(Kistemaker, Aune. Cp. Judas 6. Para Keener son ángeles malignos usados por
Dios como instrumentos de juicio sobre un mundo pagano y perverso, incitando a
los Partos). Pero, aparte de este pasaje, en ningún otro lugar se mencionan
estos 4 ángeles destructivos (Aune).
3) “junto al gran rio Éufrates”:
este río constituía la frontera oriental ideal de Israel (Gen. 15:18, sólo
lograda en tiempos de Salomón. Kistemaker), pero en el 1er siglo constituía la
frontera oriental del imperio romano. Tanto para Israel, en el pasado, como
para Roma en el presente, este río representaba la puerta de entrada de sus más
temidos enemigos. Para Roma, al otro lado del Éufrates estaban los terribles
Partos, quienes ya los habían derrotado en dos ocasiones recientes (53 a.C y 62
d. C.). Es probable que la mención de este río evoque en los lectores la idea
del mal, la destrucción, el enemigo (Kistemaker). Los enemigos de Dios y de
Israel (Ladd).
B.
Los 4 ángeles son desatados para que maten la 3ª
parte de la gente (vr. 15)
1) “preparados para la hora,
día, mes y año”: en el AT existe la especificación de un determinado momento,
¡pero nunca es tan exacto que incluya hasta la hora! (sólo se sabe incluir día,
mes y año). Que se incluya el artículo con “la hora”, debe sobreentenderse
también con “día, mes y año” (cp. LBLA) Esto indica que Dios tiene un plan
exactísimo que se está por cumplirse y es un plan de juicio (Morris).
2) “a fin de matar a la 3ª
parte…”: el propósito de la liberación de estos ángeles es claramente
declarado: matar la tercera parte de los hombres. Los juicios de Dios sobre la
humanidad rebelde van aumentando en intensidad y alcance: con el cuarto sello
se permite la muerte de la cuarta
parte de la humanidad (6:8) y con las primeras 4 trompetas se afecta a un tercio de la creación (árboles,
hierba, mar, ríos, lumbreras). Con la 5ª trompeta las hordas diabólicas son
liberadas del abismo para dañar a los hombres, pero sin llegar a matarlos,
aunque ellos desean la muerte (9:1-12). Ahora, con esta sexta trompeta, la tercera parte de ellos serán complacidos
con su deseo de morir. “Los terribles padecimientos del primer lamento, dan
paso a la inmensa masacre del segundo” (Mounce). Si bien “la tercera parte de
los hombres” es bastante, no es la mayor parte. Sin duda el propósito del
juicio es advertir a los sobrevivientes del terrible juicio que espera a
quienes rechazan el amor y misericordia de Dios (Ladd). El propósito es
redentor, es animar a la gente al arrepentimiento (Osborne, Ladd, Kistemaker).
C.
Juan escucha el número de los que integran las
hordas diabólicas (vr. 16)
1) “Y el número de los
ejércitos de los jinetes”: esto nos toma por sorpresa, porque estamos
escuchando sobre 4 ángeles dispuestos para matar. Pero a continuación se nos
dice que se trata de ¡ejércitos de jinetes! (lit. “ejércitos de caballería”. ¡Qué pasó con los cuatro
ángeles liberados? ¿Son quienes lideran este inmenso ejército? (Ladd, Morris). Los
ejércitos partos eran famosos y temidos por su caballería. Ellos habían
desarrollado la técnica de usar sus arcos disparando hacia atrás mientras
cabalgaban. Probablemente aquí se usa lo temible y terrorífico de los ejércitos
partos para evocar el terror de esta futura invasión diabólica (Keener, CBCANVI, Mounce).
2) “doscientos millones”: Lit. “2 diez miles de
diez miles”, es decir, 20,000 x 10,000. Este
sería un ejército enorme aún hoy día, aproximadamente la población de USA
(Keener, CCCB). Es discutible si es
un número literal o simbólico (Kistemaker). Los lexicógrafos (BDAG y Friberg)
piensan que se refiere a un número incontable. Pero los lectores del primer
siglo notarían que este número sobrepasaba a las legiones romanas de sus días,
que en suma con las fuerzas auxiliares llegarían unos 250,000 soldados
(Osborne). Y todo el imperio tendría unos 52 millones (Foulkes). Así que un
ejército parto tan inmenso de jinetes sería terrorífico. Sea que se
entienda como un numero simbólico que indica una caballería incontable o que
sea un número exacto, ¡la impresión debe ser inmensa! ¿Qué es lo que tenemos
aquí entonces? Parece ser que un número tan grande de guerreros indica una
batalla final, un juicio final por medio de una fuerza militar imparable
(Kistemaker, Foulkes). Pero ¿qué más se nos dice sobre esta innumerable
caballería?
D.
Juan describe la terrible apariencia del
ejército del mal y cómo destruye a la gente (vrs. 17-19)
1) Es inevitable notar que hay un cerrado
paralelo entre la descripción de las langostas diabólicas de 9:7-10 y esta
demoniaca caballería (Osborne). En ambos está la figura central del caballo de
guerra y la grotesca apariencia de los seres. Ambos son claramente demoníacos y
concentrados en tormento y destrucción, ambos atormentando por medio de sus
colas (Osborne).
2) “Corazas”: probablemente los
jinetes, pero quizá también los caballos. “de fuego, zafiro y azufre”: Se
refiere a los colores de las corazas (cp. RVA y LBLA: “color de fuego, jacinto
y azufre”). Esos colores serían el rojo, el azul y el amarillo (Mounce, Lex.
Friberg).
3) “cabezas de los caballos
como de leones”: en el caso de las langostas, sus dientes eran así.
4) “de su boca salían fuego,
humo y azufre”: esta era el arma mortal que mata a la tercera parte de los
hombres (vr. 17). Probablemente estos tres elementos representan guerra, desolación
y destrucción (Kistemaker). Pero tienen otra arma…
5) “…sus colas semejantes a
serpientes”: con sus colas
también hacen daño. Puede aludir a los arqueros partos de caballería que
tiraban hacia atrás (Keener). Pero las
serpientes aluden al origen diabólico de los caballos (en 12:9 al diablo se le
llama “la serpiente antigua” (Mounce). Algunos intérpretes importantes admiten
que si los caballos aludían, en el siglo I, a los más temidos ejércitos de la época con sus más imponentes armas (los caballos y jinetes partos), un paralelo equivalente para generar el mismo terror en el siglo XXI, serían los aviones y armas de destrucción masiva (Keener).
Aplicaciones: 1) Dios finalmente derramará su juicio contra un mundo
que le rechaza. Por poderosos que sean los imperios del mundo (como el Romano
en el 1er siglo), caerán bajo el juicio divino. Por eso los creyentes no
debemos apegarnos al mundo, al sistema en el que vivimos, mucho menos amarlo.
Debemos saber que es un mundo caído, rebelde a Jesús. Una evidencia de que
hemos caído en ese error es cuando empezamos invertir más nuestra vida en las
cosas y goces de este mundo y empezamos a hacer a un lado los intereses de
Dios, la iglesia, el servicio, la evangelización. Vivimos como si este mundo
fuera todo y único objeto de nuestro corazón. 2) La lectura de Apocalipsis
debía convencer a los creyentes de la necesidad de advertir al mundo rebelde
del peligro inminente en el que vive. No importa lo seguros que se sintieran
viviendo en el imperio romano, debían saber que aún con su poder caería bajo el
juicio divino. 3) El ejército diabólico de este pasaje, indudablemente
representa a los emisarios de Satanás que inspira a los hombres para destruir a
sus semejantes. Detrás de cada genocida, detrás de cada dictador inhumano ya
sea del pasado como del presente o del futuro está “el ángel del abismo”, el
“destructor”, estos siempre se opondrán a Dios y a su pueblo. No debemos, los
creyentes, esperar que el evangelio conquiste finamente el reino satánico que
impera. Al contrario, debemos esperar más y más oposición: leyes adversas al
evangelio, incremento del pecado y la maldad, persecución directa, etc... “La
resistencia satánica, abastecida continuamente de ‘nuevas tropas’ quien sabe de
dónde se endurecerá más y más. Y el proceso continuará inapelablemente a una
última batalla” (Foulkes). 4) No ha sido fácil para los intérpretes entender
cómo entender el cumplimiento de estos juicios. Para los lectores creyente del
primer siglo, sin duda era una confirmación de que el Señor está en control de
la historia y que las fuerzas del mal, representadas especialmente por el
imperio perseguidor serán finalmente derrotadas. Para los enemigos del evangelio y todos
aquellos que lo rechazaban la visión era una advertencia del peligro de estar
del lado de los rebeldes al evangelio. Dios, permitirá que las fuerzas del mal
actúen implacablemente contra ellos. Seguramente no serán langostas o jinetes
diabólicos literalmente, pero sí serán los demonios con toda su maldad usando a
los mismos hombres para matar a los hombres. La visión (y todo el libro) indica
que mientras más nos acerquemos al final, habrá un más y más fuerte accionar
diabólico en el mundo.
Pero, qué pasa y pasará con la gente que sobrevive a los
juicios de Dios… ¿habrá acaso un arrepentimiento? De hecho, lo limitado del
juicio es un llamado a volverse a Dios para los sobrevivientes. ¿Entenderán los
hombres finalmente que Dios no pasa por alto su rebeldía?
Veamos en 2º lugar que…
II.
Los sobrevivientes al ataque diabólico
tampoco se arrepentirán de su pecado (vrs. 20-21)
A.
Los sobrevivientes no se arrepienten de su
idolatría (vr. 20).
1) “Y los otros hombres (lit. “los hombres restantes”)”
que no fueron muertos”: los muertos han sido una tercera parte de la población,
es decir que dos terceras partes han sobrevivido. Estas personas han visto el
terrible juicio de Dios sobre ellos. Debía haber un sentir de humillación a
Dios, pero…
2) “ni aun así se arrepintieron…”: la forma de
esta expresión (ouvde. meteno,hsan, oude negando un verbo) es enfática
(Osborne: sólo aquí esta palabra niega un verbo en el libro. La idea es que “se
negaron arrepentirse”). El motivo del arrepentimiento nos toma por sorpresa
aquí, ya que en ningún lugar de la narrativa de las siete trompetas hay alguna
mención del propósito de estas plagas (Aune). Pero, así como Faraón no se
arrepintió (es decir, no cambió en su mente) a pesar de las plagas, la gente en
la visión tampoco lo hará con estas plagas.
3) El primer pecado
que se les achaca es la idolatría:
a)
La expresión “las obras
de sus manos” se refiere a los ídolos que eran justamente manufacturados por la
gente y por tanto carentes de vida, impotentes manufacturados objetos (Aune,
Osborne).
b)
“…adorar a los demonios y
a las imágenes de oro, de plata…”: algo muy interesante es que Juan relaciona
la adoración a los demonios con la adoración a los ídolos. Juan está diciendo
que no dejaron de adorar a los demonios, es decir a los ídolos (Osborne y Aune:
el kai es epexegétido, es decir,
explica de qué se trata adorar a los de demonios. Pablo dijo que los gentiles,
en realidad, adoraban a los demonios cuando adoraban a sus ídolos (1 Cor. 10:20,
cp. Dt. 32:17: “ofrecieron sacrificios a los demonios…”). Según Pablo (Rom.
1:22-25) la idolatría adquiere la forma de un cambio: se cambia la gloria de
Dios por imágenes de seres mortales como el hombre y los animales (v. 23) y la
verdad de Dios por una mentira (v.25). La deificación de uno mismo está en el
corazón de la rebeldía humana (Mounce).
c)
Aplicación: Podría decirse que hoy día, por lo
general la gente no adora a dioses falsos representados por figuras
manufacturadas, pero, la idolatría de las posesiones materiales y el dinero son
“omnipresentes como imágenes visuales de dioses falsos” (Kistemaker). Otro
ídolo muy frecuente es uno mismo. Adoramos nuestro cuerpo, nuestra inteligencia
y menospreciamos a los demás. Un ídolo nefasto de hoy lo constituye los
sistemas sociopolíticos, esta idolatría llega a justificar aún el asesinato. No
podemos callarlo: tristemente nuestros amigos católicos cayeron en esta
tentación de las imágenes que, aunque no lo quieran admitir, se han convertido
en ídolos que se interponen entre ellos y Dios. Todo lo que destrona a Dios de
su lugar en nuestra vida es idolatría. Y toda idolatría es obediencia a los
demonios.
B.
Los sobrevivientes no se arrepienten de sus
conductas pecaminosas (vr. 21)
1) No se arrepintieron de sus
homicidios: es el quinto mandamiento del decálogo. En toda época el hombre ha
dejado ver su capacidad para menospreciar la vida de otros hombres hasta el
punto de quitársela. Ya en la primer familia humana hubo un homicida. ¡Cuánto
sabemos los salvadoreños de homicidios!
2) No se arrepintieron de sus
hechicerías: el término usado (farmakon)
se refiere a “pociones mágicas”, muy ampliamente usadas en ritos religiosos en
el mundo greco-romano. Interesante que Juan no usa los términos más comunes
para “brujería” o “magia”, sino más bien escoge el término para las “pociones”
usadas en los ritos. Él no quiere sólo condenar la práctica en general, sino
todo lo involucrado en ellas (Osborne).A veces son usadas para provocar la
presencia de espíritus en ceremonias mágicas (Kistemaker)
3) No se arrepintieron de su
fornicación: es el sexto mandamiento. El término (porneia) es amplio, y abraca varias formas de inmoralidad sexual,
incluyendo la homosexualidad (Aune).
4) No se arrepintieron del
robo: es el séptimo mandamiento. Pareciera algo tan común (¿Quién no ha sido
víctima de un robo?) que aún lo podemos minimizar en comparación con estos
otros pecados. Pero aquí está, y en el decálogo también. El robo es tan grave
como la hechicería y la inmoralidad sexual y el asesinato. ¡Cuánto robo hay en
nuestro país! ¿Acaso sólo los políticos roban? ¿Qué del empleado que trabaja
sólo cuando su jefe lo ve? ¿Qué del patrón que no le paga lo justo a sus
empleados?
Aplicación: 1) Los creyentes, los que de verdad seguimos a Jesús,
debemos estar advertidos que no somos enviados a un mundo que nos espera con los
brazos abiertos para recibir nuestro mensaje. Somos enviados a un mundo hostil,
rebelde, irreverente a Dios. El hombre llega a un punto en su vida que ni
siquiera las calamidades que sufre le provocan arrepentimiento. Es un punto de
no retorno. Debemos estar preparados para el rechazo. El evangelio condena el
pecado, la idolatría y cuando somos verdaderos seguidores de Jesús seremos
rechazados porque no compartimos ese gusto por el pecado. Es probable que aún
seamos rechazados por las personas que más queremos y debemos asumir ese costo.
(¡He escuchado decir que en mi familia algunos opinan que soy exagerado! Sí,
así entiendo el evangelio, me llama a ser exageramente radical y no tener
ningún compromiso con los demonio!!) No hay de otras para mi y espero que para
ti tampoco. 2) El mensaje de este pasaje (y el de todo el libro) aunque era un
llamado al arrepentimiento de los incrédulos, principalmente era un mensaje
para la iglesia, los creyentes. Los cristianos que coquetean con el mundo deben
pensársela dos veces, porque todo el orden social será destruido en las
terribles catástrofes de la guerra. Sólo Cristo presenta una verdadera
seguridad (Keener). 3) Los creyentes debemos pensar muy claro cuáles son los
ídolos que nos han atrapado: el dinero, las posesiones, el éxito, la belleza,
el trabajo, el papá, el deporte, una ideología política, los amigos a los que
les vale un comino Cristo y que nosotros amamos más que a Dios, etc… Debemos
recordar que todo lo que le quita el lugar a Dios en nuestras vidas es
idolatría, y toda idolatría tiene detrás a los demonios.
Idea Central
Dios permite el ataque directo y mortal del diablo sobre el mundo
rebelde para su arrepentimiento, pero ni aun así se arrepiente y viene a Él, ¿y
nosotros acaso necesitaremos arrepentirnos?
Conclusión
El mensaje de la sexta trompeta es claro, el
mundo se radicalizará más y más contra Dios y el evangelio. Dios también
endurecerá su mano contra el mundo. La actividad diabólica se hará más y más
patente trayendo muerte y destrucción. El pecado aumentará. Pero Dios espera
que la gente reaccione con arrepentimiento. La iglesia debe asumir el papel de
ser testigo de Cristo en un mundo hostil, rebelde e implacable. Pero para poder
serlo, el cristiano debe estar bien definido. No hay lugar para un compromiso a
medias, donde podemos cantar coritos el domingo en la mañana y por la noche
burlarnos del evangelio y de Cristo en nuestras redes sociales (por mencionar
un ejemplo actual). No podemos amar al mundo y a Cristo al mismo tiempo.
Debemos decidir cuál será nuestro Dios: Cristo o los demonios, porque ellos
están detrás de nuestros ídolos que amamos en lugar de Cristo. Mi querido
hermano, ¿acaso necesitas arrepentirte de tu extravío, te das cuenta que has
caído en un espiral de rebeldía, apatía y menosprecio de Cristo? Te desafío a
que dejes ese camino y vengas a los pies de tu Salvador. Ponte de acuerdo con
él este día, admite que has fallado y abraza una vez más la cruz de tu Señor.
Comentarios
Publicar un comentario