Anuncio del triunfo del Señor. Apocalipsis 11:15-19.
Anuncio del triunfo del Señor
(Apocalipsis 11:15-19)
Introducción
La
injusticia siempre es una realidad chocante y detestable para cualquier ser
humano con una mínima de decencia. Una de las críticas que se le ha hecho a
Dios es que, si en verdad existe y es todo poderoso y bueno, ¿por qué no
elimina el mal en el mundo? Cuando vemos a tantos malos salirse con la suya y a
los santos e inocentes sufriendo, es frecuente llenarnos de sentimientos de
desesperanza y frustración. ¿Cuál es el plan de Dios? ¿Dejará que el mal
triunfe? ¿Dejará a los malos sin castigo y a los buenos sin justicia? Veremos
la respuesta a estas preguntas. Abramos la biblia en Apocalípsis 11, versículos
15 a 19.
Hay que recordar que
estamos en la sección de las trompetas. Hemos llegado a la séptima y última
trompeta. Recuerden que hemos pasado por los siete sellos. Estos grupos de
sietes (sellos, trompetas y copas) describen cómo Dios irá desplegando su plan
hacia la consumación final. Nos muestran que Dios tratará con severidad a un
mundo que vez tras vez le ha rechazado y se ha opuesto a sus propósitos. Ya que
las primeras 6 trompetas han sido juicios tremendos, uno esperaría que esta
séptima desatara la catástrofe mayor (Stam), pero para sorpresa nuestra lo que
sucede es ¡un canto que anuncia la victoria! Y este será el tema del libro de
aquí en adelante (Mounce). Parece que los sellos, las trompetas y las copas
(que vienen más adelante) son una estructura literaria que describe el mismo
período de tiempo, pero cada grupo de siete va agregando detalles nuevos. La
estructura es interesante porque el séptimo elemento va a contener el siguiente
grupo de siete. Pasemos a ver, entonces tres cosas que nos enseña la séptima
trompeta. Lo primero es que…
A.
Al toque del séptimo ángel se producen grandes
voces en el cielo (vr. 15a).
1.
Hay que recordar que en 10:7 se dijo que en los
días de esta trompeta se va a consumar el misterio de Dios.
2.
No se nos dice de quienes son estas voces, pero
sí se nos dice que suenan en el cielo. Así que,
sin duda, son “las voces de quienes moran en el cielo” (Kistemaker). Es
probable que, así como la primera venida del Mesías se anunció con coros
angélicos (Lc. 2:13-14), aquí los coros angélicos anuncian la 2ª venida del
Señor (Osborne). ¿Qué dicen?
B.
Las voces celestiales anuncian el triunfo
definitivo del reino de Dios (15b)
1.
“los reinos del mundo” (RV60), en realidad es
“el reino del mundo”: la idea es que detrás de los reinos que han dominado y
dominan el mundo existe una misma fuente de autoridad y no ha sido precisamente
Dios (Ladd). En otras palabras, toda la oposición y hostilidad que Dios y su
pueblo tiene que enfrentar bajo los gobiernos humanos de todas las épocas tiene
como autoridad común y final (subyacente o ulterior) a las fuerzas del
satánicas mal que Dios derrotará finalmente (Ladd, Morris: los poderes del
mundo como una unidad).
2.
“ha venido a ser” (aoristo): al ponerlo como
pasado, como lago ya consumado, se enfatiza la certeza del acontecimiento que
se anuncia para un futuro cercano (Mouce).
3.
“de nuestro Señor y de su Cristo/Mesías”: Si Satanás
ha estado ejerciendo autoridad sobre el mundo (porque Dios se lo ha permitido,
Ladd), esta situación ha llegado a su fin en esta visión. “La rebelión del mal
es finalmente aplastada por completo (Morris). El dominio del mundo ha sido
transferido a Dios y a su Cristo o Mesías, es decir, a nuestro Señor Jesús. No
debe pasarse por alto el énfasis en la unidad entre Dios Padre y el Cristo. El
reino pertenece a ambos por igual (Osborne), pero luego dice que él reinará en
singular (Osborne, cp. 22:3-4). En Salmo 2 se hablaba de los reyes de la tierra
que se levantan contra Jehová y su Ungido (su Mesías o su Cristo), aquí estos
reyes son finalmente derrotados por el Señor y su Cristo (Osborne). Este
reinado será por la eternidad.
C.
Los 24 ancianos adoran celebrando el triunfo de
Dios (vrs. 16-17).
1.
Los 24 ancianos aparecieron por 1ª vez en el
capítulo 4. Allí concluimos que, si bien pueden representar a los redimidos de
todos lo tiempos, hay
fuerte evidencia de que se trata de seres angelicales de gran jerarquía con
quienes Dios comparte su autoridad real (Osborne). Al igual que en el
capítulo 4, estos seres se dedican a adorar con gran reverencia a Dios
postrándose ante él. Allá lo adoran por su obra de creación, aquí le adoran por su triunfo
sobre los poderes del mundo. Los que se enfatiza es la autoridad suprema
de Dios sobre todo poder. ¡Aún estos seres elevados se someten a Dios!
2.
“Te damos gracias”: la motivación de su canto es
la gratitud. El hecho de que Dios va a reinar sin rivales ni enemigo motiva el
cántico de los 24 ancianos (Stam). “Es importante notar que el Reino de Dios
debe ser motivo de gratitud al Señor, no sólo de adoración o alabanza… Se trata
de un favor que Dios nos ha hecho, ha contestado nuestra oración por la venida
de su Reino” (Stam).
3.
“Señor, Dios todo poderoso”: este es el título
divino preferido por Juan de Patmos y puede considerarse como la máxima
designación de Dios como Señor del mundo y de la historia. Es una acumulación
enfática de todos los más gloriosos títulos de la deidad tanto en el AT como en
el NT (Stam).
4.
“el que eres y que eras”: es interesante que aquí se omite la tercera
expresión “el que ha de venir” que sí aparece en 1:4, 8 y 4:8 (si bien
la RV60 la añade para conformarla a las apariciones previas de la expresión). La expresión “el que ha de
venir” es la innecesaria porque, en el interior de la visión el reino de Dios
ya ha venido. “Su
venida ya no se ve como futura, él ya ha venido y ha comenzado a reinar”
(Mouce, Osborne, Stam).
5.
“has tomado tu gran poder y has reinado”: el
primer verbo (imperfecto) indica que Dios ha tomado permanente mente el poder y
el segundo (aoristo) apunta al momento de crisis en la que él destronó
decisivamente al mal y comenzó (aor.
ingresivo) su reinado (Morris, Mounce). Esta soberanía anunciada aquí, implica
que él subyuga toda oposición y establece su reino final. Esto implica el
derrocamiento de las fuerzas del mal, el juicio final de esas fuerzas y sus
seguidores y el establecimiento del reino eterno (Osborne).
Aplicaciones: 1) Los creyentes debemos tener una perspectiva optimista
del futuro, porque sabemos que las cosas no terminarán mal. El mal será
derrotado finalmente, ¡vale la pena estar del lado bueno, del lado de Dios
porque él vencerá. 2) Los creyentes debemos tener una actitud de gratitud y
adoración al Señor porque su reino triunfará y si somos suyos disfrutaremos de
este. 3) Los que creemos en esta esperanza del triunfo del Reino de Dios, lo
debemos demostrar comprometiéndonos desde ya con sus valores (Stam. Mat. 6:33)
En segundo lugar, veremos las consecuencias de
la venida del Reino de Dios para buenos y malos. Lo que el texto nos dice en el
versículo 18 es que…
II.
El triunfo del Reino de Dios traerá justicia
para justos e injustos (vr. 18).
A.
El reino trae la ira de Dios sobre los rebeldes
(18ª).
1.
“Y se airaron las naciones”: Esta toma
definitiva de poder no se realiza sin oposición y resistencia (Stam), ya en
Salmo 2:1-5 se prefiguraba la rebeldía de los pueblos contra Dios y su Ungido.
En esta visión se presenta una conflagración final de las naciones en contra de
Dios. Este rasgo que ha caracterizado el curso entero de la humanidad (la ira
de las naciones que desafía a Dios) viene a su consumación en una expresión
final de ira (Ladd). “Las
naciones” son “los moradores de la tierra” de 11:9-10 que se regocijan de la
muerte de los dos testigos, los enemigos de Dios de 11:5. Son todos aquellos
que han rehusado al evangelio y a la gracia de Dios en su Hijo.
2.
“y tu ira ha venido”: a la ira rebelde de los
pueblos, Dios responde por igual con su ira. Como en el Salmo 2, Dios se ríe de
sus enemigos (Stam). “El
castigo encaja con el delito. La ira de Dios no es irracional, sino la justa
respuesta a la conducta de las naciones” (Morris, Mounce). Hay que notar
que la ira de Dios es absolutamente esencial al establecimiento de su reino en
el mundo. Es decir, el
Reino de Dios no se tratará de una conversión o salvación universal. No vendrá
sin el juicio de Dios sobre un mundo rebelde (Ladd).
3.
“y el tiempo de juzgar a los muertos”: La frase
es paralela y explica la anterior (Osborne: el “y” es epexegético). La ira de
Dios se concretiza en su juicio final. El “tiempo” no alude a lo cronológico
(gr. chronos), sino a la ocasión, al
momento apropiado (kairos) en el
calendario de Dios (Mounce, Kistemaker). “Los muertos” aquí deben ser los no
creyentes que habrán de ser resucitados para el juicio (cp. Dn. 12:2). Los
creyentes, son tratados por aparte a continuación (Osborne). (Hay que notar la
estructura quiástica aquí: son tres infinitivos que definen “kairos”: tiempo de
juzgar a los muertos, tiempo de recompensar a los siervos de Dios… y
tiempo de destruir a los
destructores, Osborne).
B.
El reino trae recompensa para la gente de Dios
(18b):
1.
“y de dar el galardón” (galardón: gr. misthos). El “galardón” o “recompensa”
(DHH, BLA) técnicamente es algo que se da como producto de la conducta, lo que
la persona ha ganado o merece y puede ser positiva o negativa (Morris, Aune). Por supuesto en el evangelio,
las obras que son recompensadas son imposibles de realizar aparte de la gracia
experimentada en Cristo (Keener, Kistemaker). Probablemente aquí se
refiere a los beneficios salvíficos que Dios derramará sobre los fieles en el
escatón (Aune). En Apocalípsis la recompensa de los salvos se describe con una
variedad de metáforas: comer del árbol de la vida (2:7; 22:14), inmunidad de la
segunda muerte (2:11), el maná oculto y una piedra blanca (22:17), vestidos
blancos (3:5, 7:14), ser hecho pilar del templo de Dios y tener escrito sobre
él el nombre de Dios y de la Nueva Jerusalén (3:12), sentarse al lado de Cristo
en su trono celestial (3:21), estar presente delante de Dios en su trono
celestial (7:15-17; 22:3-4), acceso a la Nueva Jerusalén (22:14) (Aune). ¿Quiénes
recibirán la recompensa de Dios? Se describen de varias maneras:
2.
“tus siervos los profetas, los santos, los que
temen tu nombre, pequeños y grandes”: es difícil saber si Juan quiere
individualizar distintos grupos. Para Juan “Tus siervos los profetas” puede identificarse
con “los santos” y con “los que temen el nombre de Dios” (Keener). “Grandes y
pequeños” es un modismo que simplemente significa “todos”. El galardón es para
la gente de Dios, los que han proclamado su palabra, los que se han apartado
para servirle, los que han vivido con reverencia a él.
C.
El reino trae destrucción de los destructores
(18c): También ha llegado el tiempo de “destruir a los que destruyen la
tierra”: de nuevo se muestra que el castigo de Dios es acorde al crimen del
hombre. No hay nada arbitrario en su juicio, destruirá a los destructores”
(Morris). Y “tierra” es una figura (metonimia) para referirse a la gente de la
tierra (Aune). Estos destructores de la tierra pueden ser aquellos malvados que
se dedican a arruinar moralmente a los habitantes de la tierra (Kistemaker) o
más probablemente a aquellos agresores contra el pueblo de Dios (Keener), para
Juan sería Roma y sus aliados (Aune, Mounce). “El imperio pagano de su tiempo
se convierte en un modelo del asalto final que no conoce ninguna limitación, nacional
o racial” (Mounce).
Aplicaciones: 1) Nadie querrá
estar del lado de los rebeldes contra Dios cuando su Reino Venga. Ellos se
enfrentarán a la ira de Dios y serán destruidos. La muerte no es escape,
recibirán el juicio de Dios. Por eso es urgente salir de este grupo que desafía
a Dios. 2) Debemos asegurarnos de estar incluidos en el otro grupo, el de los
siervos de Dios, los Santos, los que le temen. Ellos recibirán la recompensa,
la bendición de la venida del Reino de Dios. ¿Eres tú de estos?
III. El triunfo
del reino de Dios confirma su pacto eterno con los suyos (vr. 19).
A.
El templo de Dios es abierto en el cielo (19ª): “templo”
aquí es el lugar santísimo (gr. naos).
Así que, se nos habla de una apertura definitiva, un acceso final a la
presencia misma de Dios (la presencia del arca lo confirma). Si bien el
sacrificio de Cristo hizo romper el velo de acceso al lugar santísimo, a la
presencia de Dios (Heb. 9:8; 10:20), es sólo una realidad espiritual
actualmente. Nosotros seguimos en nuestros cuerpos mortales en la tierra y Dios
en el cielo (3:12; 7:15; 15:5), pero con la consumación del Reino, esa realidad
espiritual se vuelve una realidad plena y material, como se hará más patente en
21:3 (Ladd).
B.
El arca del pacto hecha visible (19b): La vieja
arca en el lugar santísimo representaba el pacto de Dios con su pueblo. Dentro
de ella estaban las tablas de la ley, las estipulaciones de este pacto. La
muestra del arca en el templo celestial recuerda al pueblo de Dios, que Dios es
un Dios fiel, fiel a sus promesas a su pacto (Mounce). Con la venida de su
Reino, todas las promesas, desde el pacto con Abraham hasta el nuevo pacto en
Cristo, serán cumplidas (Ladd).
C.
Los fenómenos cósmicos (19c): Es el lenguaje de
la manifestación y venida de Dios sobre el Sinaí en Éxodo 19:9-25. Son la
manera de expresar la majestad y el poder de Dios acompañando la manifestación
de su divina presencia (Ladd). Pero en Apocalipsis también señalan el
derramamiento de la ira de Dios (8:5, 16:18, Mounce, Osborne) y puesto que
siempre está presente en el séptimo elemento de sellos (8:5), trompetas (11:19)
y copas (16:18-21), sin duda representa la llegada del fin de las cosas, el
escatón (Osborne).
Aplicaciones: 1) Dios quiere que
confiemos en sus promesas. Los creyentes confiamos que Dios cumplirá su
palabra. Él finalmente triunfará y recompensará a los que le creyeron. La
salvación finalmente llegará a su expresión final con la venida del Reino de Dios.
Es por eso que vale la pena todo lo que hacemos como creyentes: nuestra
obediencia, nuestra santificación, nuestro servicio a Dios, nuestro esfuerzo.
¡Todo vale porque Dios será fiel a su palabra!
Que la consumación del Reino
de Dios motive en su pueblo su adoración, su esperanza de justicia y la confianza
en sus promesas.
Conclusión
Hoy
día es el tiempo de lucha, de prueba. Nos corresponde vivir en un mundo dominado
(con permiso del Señor, está claro) por las fuerzas del maligno. Como creyentes
nos corresponde pelear encarnizadamente contra la influencia de estas fuerzas
que son antagónicas al Reino de Dios. A diario percibimos esta lucha contra un
mundo corrupto que nos invita a ser corruptos, un mundo inmoral que nos invita
a ser inmorales, un mundo que se revela contra la naturaleza misma con la que
Dios nos ha creado y se abre a desvíos degradantes. Pero los que servimos a
Dios, sabemos que el Reino de Dios viene, ese reino de justicia viene y viene
pronto. El verdadero pueblo de Dios, caminará con la mirada puesta en este
reino pronto a venir y por lo tanto vivirá comprometido a los valores de este
reino que espera. Este pueblo de Dios da una pequeña muestra presente de este
Reino futuro con su vida, reusándose a someterse a las corrientes del mundo que
le da la espalda a Dios. Consciente que el reino de Dios le traerá la
recompensa y la realización de todo aquello que el alma redimida anhela, su
encuentro con el Rey.
¿Esperas tú el reino de Dios?
¿Oramos nosotros como enseño Jesús: “que venga tu reino”?
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