Abuso de poder y palabra de Dios (1 Reyes 21)

 

Introducción

               La historia del poder y su uso, sin lugar a duda, puede decirse que es la historia del abuso. Parece increíble que una de las cosas más complicadas para el ser humano es hacer buen uso del poder que tiene, por pequeño que este sea, ya no se diga cuando se tiene un poder mayor, como presidir una gran empresa o ¡ser el mandatario de un país! Los abusos pueden verse desde aquel niño corpulento que le pega a los más pequeños en la escuela, pasando por los hombres abusivos que maltratan a sus mujeres y a sus hijos, hasta aquel gobernante que, aprovechándose de su cargo, se corrompe, corrompe a sus funcionarios y comete vergonzosos abusos como desfalcos, injusticias, manipulaciones de la verdad y todo tipo de ilegalidades. Pero los abusos del poder no solo se dan en los ámbitos domésticos o del servicio público, ¡se dan en todos lados! incluyendo las iglesias, las organizaciones cristianas y las autoridades denominacionales. Un buen amigo me refirió recientemente con gran dolor, la manera injusta en que los líderes de su iglesia lo habían humillado públicamente, sin platicas ni notificaciones previas, justo en el servicio dominical de su iglesia. Uno puede afirmar casi sin reservas aquel famoso dicho: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” (lo recordó Simón J. De Vries, 1 Reyes, WBC).

               Ahora bien, ¿le importa a Dios este tema? ¿Dios ha dicho algo al respecto del abuso del poder? ¿Debe ser algo que nos importe o nos incumba a los cristianos? ¡Ciertamente sí, Dios ha dicho bastante! A él siempre le ha importado. Desde tiempos tan remotos como los de Moisés (Ca. 1400 a. C) ya se daban directrices para los futuros reyes (Dt. 17:16-20). Luego con la aparición de Los profetas, que son un tipo de heraldos que surgen en presencia y en respuesta al poder de los reyes, a quienes Dios ha dado grandes responsabilidades que, frecuentemente, están siendo gravemente descuidadas. Aparecen para hablar de manera concreta a un tiempo, un lugar o una circunstancia determinada que perciben como una crisis (Teología del A T, Bruggemann, 655-56). Los profetas “hablan con imágenes y metáforas que pretenden alterar, desestabilizar e invitar a percibir la realidad de un modo alternativo”, tienen “la capacidad de interpretar, describir e imaginar la realidad al margen de las descripciones de la realidad predominantes que han sido dadas por descontadas” (Bruggemann, 656).

               Acab es uno de los reyes de Israel del norte luego de la división del reino. Por sus pecados es descrito como uno, sino el peor, de todos los reyes de Israel (1 R. 16:30-33). Se casó con Jesabel, mujer sidonia que lo indujo a la más profunda idolatría a él y a la nación. Elías se le enfrentó al eliminar a 450 profetas de Baal y a 400 de Asera que eran subsidiados por esta mujer (1 R. 18:19).

               Veamos este fascinante episodio, y nos ayude a evitar, evaluar y comprender bíblicamente el penoso y maligno abuso del poder. Notemos tres grandes verdades, la primera es que…

I. Abusamos del poder cuando creemos que nuestros deseos están para ser cumplidos sin excusa (vrs. 1-8)

  1. Nabot se niega a vender su viña al rey Acab (vrs. 1-4)

1)       “Nabot de Jezreel”: en Jezreel, a unos 37 kilómetros de la capital, Samaria (CCCB), el rey tenía su palacio de invierno. Nabot, teniendo una propiedad al lado del palacio real, sería alguien importante en la ciudad (uno puede recordar a otro rey que tuvo un vecino famoso al lado de su palacio: Urías y Betsabé)

2)       “Dame tu viña”: la petición del rey parece normal y adecuada. Simplemente está tratando de negociar una propiedad con su vecino. La oferta hasta parece razonable, hasta generosa y justa (CCCB, Lamb, Story of God): “te daré otra mejor”.

3)       “guárdeme, Jehová…”: en buen salvadoreño “¡dioguarde que te venda la viña!: la razón de la negativa era teológica, ya que en Israel era prohibido vender permanentemente una propiedad. Esta tenía que devolverse a sus dueños originales en el año del Jubileo (Lv. 25:8-10, 23 y 28). La medida se proponía evitar el empobrecimiento de la gente. Se muestra a Nabot como un hombre temeroso y conocedor de la Ley del Señor y los valores tradicionales sobre la tenencia de la tierra (T. L. Constable, ECB; Silva y Fricke, CBMH: antiguo tribalismo tradicional vs nuevo mercantilismo urbano).

4)       “triste y enojado… se acostó y volvió su rostro y no comió”: parece que era característico de Acab cuando las cosas no iban bien (cp. 20:43). También refleja cuanto deseaba aquella propiedad, cuanto la codiciaba. Pero a su favor se debe reconocer que no se atreve a tomar ninguna medida contra Nabot (S. J. De Vries, WBC). Hasta puede ser una reacción humana normal (Lamb). Pero hay un problema, la mujer de Acab no está conforme…

  1. La reina Jezabel increpa al rey asegurándole conseguir lo que desea (vrs. 5-7)

1)       “Jezabel”: es una reina de una de las ciudades estado vecinas, Sidon (pertenecientes a Fenicia). Mujer tan malvada que persiguió a los profetas y corrompió la fe de Israel con el baalismo,

2)       “¿eres tú ahora rey…?... yo te daré la viña de Nabot”: como extranjera educada en las tradiciones absolutistas de las ciudades estado fenicias (De Vries), no conoce las formas humanitarias de la ley y monarquía israelita, concebida para que fuera menos despótica donde el rey no estaba por encima de la ley (CCCB). Así que no acepta la pasividad sumisa de su rey. Para ella, los deseos de personas de su posición y poder son ordenes inapelables (Constable).

Aplicación: 1) Cuando tenemos alguna posición de poder (por dinero, por profesión, por posiciones de liderazgo o familiares, podemos ser engañados al pensar que tenemos el derecho de complacernos con lo que deseamos. Entonces vamos en camino a maltratar al prójimo. 2) La codicia de lo ajeno puede llevarnos a abusar del prójimo, especialmente si tenemos algún nivel de poder. Le pasó a David codiciando a la mujer de Urías y le pasó a Acab codiciando la viña de Nabot. 3) Tener como cónyuge a alguien malvado puede ayudarte, pero para conseguir con maldad lo que deseas.

               Acab está triste, enojado, pero en fin conforme, no así su mujer, quien nos mostrará nuestra segunda gran verdad:

II. Abusamos del poder cuando creemos que podemos violar la justicia y el derecho contra nuestro prójimo (vrs. 8-16)

  1. La reina confabula para condenar a muerte a Nabot (vrs. 8-10)

1)       “Escribió cartas en nombre de Acab y las selló con su anillo”: ella asume el rol y la autoridad de Acab, ¡hasta su nombre!

2)       “las envió a los ancianos y los principales…”: Junto con los ancianos, los principales son los nobles o notables de la ciudad, pero en lugar de actuar como jueces imparciales, la reina los trata como jueces subordinados a las órdenes del rey (Donal J, Wiseman, TOTC) (cualquier parecido con su país, es pura casualidad: diputados y jueces).

3)       “Proclamad ayuno”: el ayuno se proclamaba ante tiempos de crisis (CCCB: 1 S. 7:6). Aquí la crisis sería basada en una acusación falsa: una supuesta blasfemia (contra Dios) y traición (contra el rey). “Poner a Nabot delante del pueblo” reflejaría la posición de él en la comunidad y por lo tanto la gravedad de su supuesto delito (ibid.)

4)       “poned hombres perversos que atestigüen contra él”: lit. “hijos de belial”, un sinónimo para Satanás en el NT (2 Cor. 6:15). En una posición de poder se puede fácilmente torcer el sistema judicial con testigos falsos para arruinar la vida de las personas, despejándolas de sus bienes materiales y en el peor de los casos del más preciado bien, ¡la vida misma!

  1. La ciudad y sus líderes se someten al malévolo plan y condenan a Nabot a la muerte (vrs. 11-13):

“Es ciertamente un triste espectáculo que la clase más poderosa y reverenciada de Israel sea instruida por un edicto real para arreglar por medio de testigos corruptos la destrucción de un hombre justo” (De Vries). ¡Los lideres de la ciudad temen más a la reina que al Señor!

  1. Muerto Nabot, Acab desciende para poseer su deseada viña (vrs. 14-16).

La condescendencia y aprobación del rey queda en total evidencia: él desciende tranquila y felizmente a tomar posesión de lo que ha deseado.

Aplicación: La justicia es un tema que no debemos olvidar los creyentes. A veces le tememos porque pensamos que tiene que ver con asuntos de política. Pero la búsqueda y respeto por la justicia es un tema totalmente inherente a nuestra fe, totalmente vinculado al carácter de nuestro Dios y a los valores de su reino, del cual somos representantes. Siempre que veamos una injusticia, los creyentes, si realmente lo somos, tendremos que oponernos y nunca condescender y mucho menos someternos a acciones o incluso a leyes injustas, porque tememos a Dios más que a los hombres o mujeres poderosas. ¿Cuántas personas están siendo víctimas de la injustica estatal en nuestro país, El Salvador, hoy día? ¿Cuántas capturas arbitrarias hemos contemplado, producto de un sistema de justicia complaciente y cooptado por los administradores del poder? ¿Qué hemos dicho de las leyes que depredan el medio ambiente, como la de la minería o la aprobación de una mega obra en el Espino, último pulmón de la capital? ¿Qué tenemos que decir sobre la lucha de tantas familias en el oriente para no ser despojadas de sus tierras o las que ya fueron despojadas para dar paso a grandes proyectos que harás más ricos a los más ricos a costa desarraigar a los menos favorecidos hacia condiciones inciertas? ¿Qué de los decretos que aprueban cada semana una hemorragia de préstamos, incluidos preocupantes préstamos del fondo de pensiones?  ¿De qué lado nos ponemos nosotros? ¿Hablar así, es político o es bíblico? Quizá ambas cosas, pero ¿dónde dice que los cristianos debemos guardar silencio como ciudadanos? ¿Qué de los ambientalistas enjuiciados por oponerse a proyectos que afectarán y vulneran a nuestros campesinos, despojándolos de sus amadas tierras?

…Ya el “chachuyo” (expresión salvadoreña que se refiere a una acción corrupta o tramposa) se hizo. ¡Todos felices!: Nabot está muerto, el rey tiene lo que desea, la gente cómplice no se metió en problemas con los poderosos… Pero hay alguien que no ha hablado y que tiene mucho que decir, lo más importante: ¡Dios tiene algo que decir! Así que, la tercera verdad nos dice que…

III. Dios repudia y castiga todo abuso de poder (vrs. 17-29).

  1. Dios declara el pecado y el juicio contra los reyes abusadores (vrs. 17-24)

1)       Dios instruye a su profeta, su portavoz (vrs. 17-18)

2)       Los pecados y el juicio contra el rey (vrs. 19-22): él viola hasta 6 de los 10 mandamientos: asesinato, mentira, codicia, robo, idolatría, falos testimonio.

3)       El juicio contra la reina (vr. 23)

4)       El juicio contra la descendencia de Acab (vr. 24)

  1. Se afirma la maldad de Acab y Jezabel (vrs. 25-26)

1)       Es el más malo (quizá una hipérbole) de todos los reyes (vr. 25)

2)       El idólatra por excelencia.

  1. Pero Acab se humilla y Dios le muestra su misericordia (vrs. 27-29)

Aplicación: 1) La misericordia de Dios es tan real e incomprensible que, ante la humillación del más perverso de los reyes de Israel, aún tiene gracia y misericordia para él. ¿No crees que si te humillas y arrepientes delante de Dios, no tendrá compasión también de ti, que nos has sido tan maligno como esos dos reyes? ¿No debe animarnos y consolarnos esta verdad cuando le hemos fallado al Señor y llevarnos al arrepentimiento? 2) El repudio de Dios por el abuso del poder y los actos de injustica deben llevarnos a ser más sensibles y comprometidos con la búsqueda y defensa de la justicia en nuestros contextos. Como verdaderos creyentes bíblicos no nos está permitidos ser indiferentes o quedarnos en silencio. Debemos ser la voz profética de hoy, que puede hablar en nombre del Dios de la biblia que ama la justicia y el derecho. ¡Ya basta de repetir cómodamente que estas son cosas que no nos competen a los cristianos! Esto puede traernos peligro y odio por decir lo que incomoda, pero es la naturaleza y compromiso de los voceros de Dios. Como lo fueros estos hombres, como Elías, Jeremías, Amós, Juan el Bautista, Juan de Patmos y el mismo Jesús, nuestro Señor. Ser una voz autentica de Dios, siempre incomodará al poderoso. No incomodar, en realidad, pone en duda nuestra autenticidad.

 

I/C: Usar mi poder para pisotear al prójimo y lograr mis deseos es un abuso que Dios repudia y condena ¡Cuidado!

Conclusión

                Estemos siempre del lado de la justicia, no del lado de la mentira y la corrupción, de las leyes que vulneran la seguridad y derechos de los más pobres de la sociedad. El poder corrompe a cualquiera para pisotear al que está por debajo de él. Cuidémonos de no ser indiferentes ante la injusticia y más aún como creyentes, cuidémonos de ser los que desde alguna posición de poder o privilegio cometamos actos injustos, porque Dios nos dará nuestro merecido si no nos arrepentimos. Seamos la voz profética de nuestro tiempo, como cuando en antaño lo fueron aquellos hombres y mujeres que arriesgaron y aun entregaron sus vidas por hablar en nombre de Dios.  

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