Cuando abandonamos la obra de Dios. Hageo 1
Cuando abandonamos la obra de Dios
(Hageo 1)
Introducción:
¿No es cierto que muchas veces
caemos en baches en nuestra relación con Dios? Yo tengo amigos que siempre se
la pasan recordando aquellas grande épocas cuando todo era diferente, cuando
hacían tales o cuales cosas en la iglesia. Cuando hacían campamentos, cuando
iban a los congresos de jóvenes o a las convenciones. Todo es un cuasi lamento
de añoranza de tiempos pasados. Pero qué triste, digo yo, cuando los mejores
tiempos están en el pasado! Lo único que viene a mi mente es que tales expresiones
a veces solo reflejan un estado actual de decadencia espiritual.
Los judíos que retornaron del exilio
babilónico en el año 538 a. C. volvieron con la gran expectativa y propósito de
reconstruir el templo y la vida religiosa de la nación. Empezaron con gran ánimo,
pero ante los primeros problemas por la oposición de sus enemigos, abandonaron
el propósito y se dedicaron nada más a sus asuntos personales, dejando
abandonada la obra de Dios. ¿Cómo volver al primer amor que a veces hemos
perdido por Dios y su obra? ¿Cómo restaurar el ánimo y el gozo que produce
servir a los propósitos de Dios? Abran sus Biblias en el pequeño libro de
Hageo, y meditemos en el capítulo 1 para responder a estas preguntas. Veamos en
1er lugar que…
I.
Dios desaprueba una actitud
acomodada por su obra (vrs. 1-2)
A.
El mensaje de Dios viene por medio
del profeta Hageo a los líderes (vr. 1)
1) La fecha: el
1º del sexto mes del 2º año del rey Darío de Persia. Esto equivale al 20 de
agosto del año 520 AC. El primer día del mes judío era festivo (luna nueva) y
muchos judíos agricultores venían a Jerusalén, por lo que era un buen día para
que muchos escucharan el mensaje.
2) Esta es la
primer profecía que se conoce en Judá después del regreso del cautiverio.
3) Hageo, es
solamente el medio por el cual viene la palabra de Dios. Su nombre significa
“celebración” o “festivo”. No se tienen
datos de la familia o parentela de él. Pronto se le unirá el profeta Zacarías
para apoyarle en la tarea de ser portavoces de Dios para los judíos
repatriados.
4) El mensaje se
dirige de manera particular a los líderes de la comunidad, pero desde el vr. 4
es evidente que también se dirige a todo el pueblo. Tocante a Zorobabel, es el
gobernador de la provincia persa de Judá. Pero lo importante es que él es nieto
de Joaquin, el penúltimo rey de Judá, que fue deportado a Babilonia (2 Cr.
36:9-10), y por tanto heredero al trono de Judá. Había una gran expectativa de
tinte mesiánico en torno a su persona. Josué era el Sumo Sacerdote, y su padre fue el
Sacerdote deportado a Babilonia en el año 586. Lo que vemos es que estos hombres
toman la responsabilidad de regresar a su tierra y dirigir esta nueva etapa en
la vida de la nación (ver 2Cr. 36:23; Esdras 1: 2-5).
B.
Dios reprocha la actitud
complaciente y cómoda del pueblo (vr. 2)
1) “Jehová de los
ejércitos”: es el título divino que recalca la autoridad de Yahweh sobre todo
ejército, sea ejercito de lumbreras celestiales, sea ejercito humano, sea de
ángeles. En otras palabras, el título reconoce la soberanía de Dios sobre todos
y sobre todo. ¡Este es el Dios que les habla!
2) “Este pueblo”,
es una expresión despectiva, en contraste con “mi pueblo”.
3) El pueblo dice
que “no es tiempo aún de reconstruir el templo”. Lo incongruente es que, ¡ellos
regresaron precisamente para reconstruir el templo! ¡Pero han pasado 18 años
desde su regreso! Lo que sabemos es que cuando llegaron y se pusieron manos a
la obra para la obra de reconstrucción, los vecinos enemigos, los amenazaron y
sobornaron a los gobernantes persas y ellos se desanimaron y abandonaron la
obra (Esd. 3:8-13; 4:1-5).
Aplicación: ¿Cuántas veces al ver que las
cosas en la obra de Dios no son fáciles nos hemos desanimado de continuar y
hemos tomado una actitud de apatía y desinterés? ¿Cuántas veces perdemos el
gozo de trabajar para el Señor y contribuir con su obra sólo por un pequeño
disgusto y decimos, mejor ya no hago nada?
Veamos cómo reacciona Dios ante una actitud de
desánimo y descuido en cuanto a su obra…
II.
Dios nos exhorta a entender que él
nos disciplina cuando descuidamos su obra (vrs. 3-11)
A.
Dios les reprocha que sí tienen
tiempo para sus casas pero no la de Suya (vr. 3-4): “casas artesonadas”,
literalmente es “casas enmaderadas” y puede significar simplemente “cubiertas”
o “techadas”. El punto es que esta expresión representa detalles de
terminación, de “acabado”. Así que, sus casas no están “en construcción”, sino terminadas
y completamente amuebladas, ¡mientras que la casa de Dios permanecía en ruinas!
B.
Dios les hace un llamado a
reflexionar en sus vidas y darse cuenta que él ha detenido su bendición sobre
ellos (vrs. 5-11)
1) Les llama a
reflexionar en sus caminos (vrs. 5-7): Notar la doble exhortación en vrs. 5-7.
La reflexión los debe llevar a la comprensión que Dios no está contento con su
actitud y que él les está disciplinando.
2) Les exhorta a
poner manos a la obra de inmediato (vr. 8)
3) Les reitera
que el problema es que ellos se han centrado en sus intereses personales,
olvidando la obra su obra (vrs. 11).
Aplicación: Una de las razones por las que
podemos sentir falta de bendición en nuestra vida es esa misma, Dios ha
detenido su bendición sobre nosotros y la razón es que nos hemos desatendido de
la obra de Dios por estar preocupados en nuestros asuntos personales. El
creyente no puede abandonar su compromiso con la obra de Dios. Cualquier excusa
es inaceptable. La obra de Dios siempre debe ocupar un lugar privilegiado en la
vida del creyente.
III. Cuando nos humillamos Dios se compromete y restaura nuestro ánimo (vrs.
12-15)
A.
Todo el pueblo se humilla ante el
mensaje enviado por Dios (vr. 12)
1) “Oyeron la
voz”: esta expresión siempre significa obediencia, atender con buena voluntad
un mensaje de parte de Dios.
2) “Temió”:
indica la actitud tomada. Ellos reconocieron su error y se humillaron ante lo
que Dios decía.
B.
La actitud de humillación hace que
Dios se comprometa y reanime sus corazones para ponerse manos a la obra (vrs.
13-14)
1) Dios les
confirma su respaldo (vr. 13)
2) Dios aviva su
ánimo (vr. 14ª): aún en el AT se reconoce que nuestras buenas obras no son de
origen puramente humano, sino que son resultado del impulso divino.
3) 23 días
después del 1er mensaje son reiniciadas las labores (vrs. 14b-15):
probablemente estos días trabajaron en planificar la obra y también sabemos que
era el tiempo más intenso en que estaban recogiendo las cosechas de uvas y
olivos.
I/C: Dejemos la indiferencia y pongamos mano a
la obra de Dios y evitemos así su disciplina.
Conclusión:
Uno de los desafíos que tendremos a
lo largo de nuestras vidas será decidir qué lugar tendrá en nuestra agenda la
obra de Dios. Aún cuando, como aquellos judíos que sabían muy bien lo que tenían
que hacer (reconstruir el templo de Dios), podemos caer en una actitud de
descuido, de indiferencia y seguir posponiendo nuestro compromiso con la obra de
Dios. Podemos decir: “no es el tiempo, estoy muy ocupado con mis cosas”. O,
simplemente, como es evidente con la gente de esta historia, tenemos el alma
dormida para con la obra de Dios, hemos caído en un letargo espiritual, en una
somnolienta actitud hacia Dios y sus cosas. Entonces, debemos admitir que Dios,
antaño venga y “despierte nuestro espíritu”, que sea él quien intervenga
sobrenaturalmente y renueve nuestro ánimo, quebrante nuestro aletargado corazón
y nos restaure el gozo de servirle.
¿Hay alguien esta mañana que
necesite que Dios haga esta obra en su vida?
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