El Servicio autentico
Les comparto unas notas sencillas (aquellos sermones que no logramos terminar con detalle) sobre este sermón que prediqué ...
El servicio autentico
Introducción:
La semana pasada estuvimos
hablando del carácter, hablamos del ser. En el reino de Cristo el ser siempre
irá antes que el hacer (Recuerdan a María y Marta, las hermanas de Lázaro).
Recuerdan que la semana pasada vimos que los discípulos habían discutido sobre
quien sería el mayor (Mr. 9:33-35). Pero, obviamente ellos no estaban pensando
en ser el mayor para servir, ellos estaban pensando en ser el mayor para ser
servido. Quiero que hablemos sobre el servicio, pero el servicio cristiano,
el servicio auténtico. Este es el servicio que se nutre y nace del carácter,
de la persona formada en la palabra de Cristo. Vamos a hablar de la actitud con
la que se hace el servicio en el reino de Cristo.
La
actitud egoísta, dominada por el yo, de los discípulos nos hace pensar por qué
Jesús escogió a estos hombres para ser sus discípulos. Estos hombres que pensaban sólo en
prestigio, poder y les costaba tanto entender el tema de la cruz. La respuesta
es que seguramente los demás eran peores, porque esta conducta es común a todos
los hombres. Todos somos así, incluso usted y yo. Por eso hablamos de la necesidad de
descubrirnos a nosotros mismos y llorar por nuestra condición y ser quebrados
como lo fue Pedro, para poder empezar a ser usados por el Señor.
Ahora hermanos, ¿porqué
decimos que el carácter, es decir, el ser, es esencial en el servicio? Porque
Dios dice que podemos hacer las cosas más extraordinarias y aún así tener cero
para con Dios. Leamos 1 Corintios 13:1- 3. Cuando Pablo dice “y no tengo amor”, él está hablando de carácter, está
hablando de la realidad de nuestro corazón, de las motivaciones reales de
nuestro corazón.
Podemos
predicar, enseñar, profetizar, hacer milagros, hablar en lenguas, entregar
nuestros bienes pero con la motivación incorrecta, por la razón equivocada. Lo
que nos dice este pasaje es que en el servicio cristiano el carácter es
esencial. Que si no tenemos las actitudes que provienen de un carácter
apropiado, nuestro ministerio es nulo, es cero. Yo podría darles aquí el sermón
más extraordinario y significar “cero” para Dios.
Esto debe estremecernos porque no queremos que nuestra vida termine en cero ¿verdad?
Entonces mis amados, nuestro
hacer debe ser con un carácter nutrido por el amor de Dios. El amor implica la
nulidad del yo. El problema es que no podemos formar ese carácter sin la
Palabra. La Palabra es el instrumento que Dios ha dejado para formar ese carácter
en nosotros. El carácter de Cristo debe irse plasmando en nosotros en la medida
que asimilamos la Palabra en nuestros corazones. Pablo sufría mucho en su
esfuerzo por formar el carácter de Cristo en sus discípulos (Gal. 4:19). Ese
auténtico carácter cristiano se va a manifestar en un auténtico servicio
cristiano. La secuencias es: enseñanza
de la palabra, formación de carácter, servicio como Cristo.
El problema es que no enseñamos
con el fin de formar. Muchas iglesias se conforman con entretener o con
impresionar. Podemos sólo informar o podemos transformar. Charles Stanley dijo:
“si quieres informar,
llénalos de datos, pero si quieres formar, insiste en una cosa hasta que lo
asimilen“. El otro
problema es el desinterés por la Palabra de los cristianos modernos. Lo triste
es que cuando una iglesia no es transformada ya no es iglesia de Cristo. Cristo
ya está fuera de una iglesia que no es agente de transformación (como en el
mensaje a Laodisea en Ap. 3:20). Cuando la Palabra no es esencial en el
ministerio de la iglesia, esta puede ser como el gran árbol con follaje
exuberante pero con el tronco hueco. Sólo es apariencia, pero sin nada de
consistencia. Así es el ministerio si no se forma el carácter.
Después de
todo este preámbulo, veamos tres pasajes que nos muestran cómo debe ser el auténtico
servicio cristiano basado en el carácter formado en la Palabra.
I. No
podemos servir a Jesús con la mentalidad autoritaria del liderazgo del mundo
(Mr. 10:42-45)
Todos traemos la mentalidad del
mundo a la iglesia. En el mundo se trata de enseñorearse de las personas de
tener poder sobre los demás. Cristo fue tajante en decir que entre sus discípulos,
en su iglesia no sería así. El servicio verdadero engrandece, pero delante de
Dios, no delante de los hombres. No nos engrandece ser pastores de una gran
iglesia, o ser líder de un grupo de personas, no nos engrandece un gran título
académico. Esto puede significar cero.
[Ilustración: El hno. Gabriel, aquel conserje de una iglesia muy grande cuyo reporte semanal fue
el último es ser leído ante la junta pastoral, pero era el que tenía el carácter
correcto. Él reportó: “día
miércoles: sacar la basura de la casa de mi Señor”. Este hombre trabajó como mayordomo para un
general por muchos años, pero cuando Dios lo llamó, él se conviertió en el que saca la basura de
la casa de su Señor]. Cuando el Señor nos llame, quizá los más insignificantes
van a ser los primeros en su reino.
II. No
podemos servir a Jesús sin la disposición de lavar pies (Juan 13:1-9)
El interés
de Pedro no es guardar al Señor de una labor muy denigrante para él. No es eso.
Si ese fuera el caso, Pedro habría tomado el lugar de Jesús. Lo que Pedro está
diciendo es “Señor, yo
jamás me rebajaría a hacer un acto tan vil, así que jamás te permitiré que
hagas esto a nosotros”.
EN el fondo lo que sucede es que Pedro no está dispuesto a hacer los que Jesús
está haciendo. Este no era trabajo para Jesús y tampoco para él. La respuesta
de Jesús es radical: “si
no estás dispuesto a seguir mi ejemplo y hacer labores tan humildes estás
despedido de mi reino. Te puedes ir Pedro, porque mis seguidores deben tener
vocación de lavadores de pies”. El famoso Marcos Witt cuenta que cuando era un jovencito fue invitado a ser el ministro de música de una iglesia. Su primer día de trajo se presentó con mucho entusiasmo con el pastor principal. El pastor le dijo, "Marcos, fíjate que nos hemos quedado sin la persona que hace la limpieza, y necesitamos que alguien lave el baño". Él recuerda que dijo: "por supuesto!", pero ahí estaba renegando con el Señor, y diciendo: "a mi me contrataron para dirigir la música, no para limpiar los baños". Entonces dice que escuchó la voz del Señor que le decía: "Marcos, si no puedes lavar baños para mi, no tengo nada para ti en mi reino". A lo que inmediatamente él respondió: "¿donde está otro baño Señor?"... y aquel baño quedó muy blanco... recuerda. Así que el cambio de mentalidad es
fundamental en el servicio cristiano. NO se puede venir con la mentalidad del
mundo.
III. No
podemos servir sin sacrificio (2 Cor. 12:15)
Aquí se habla del servicio
sacrificial. Pablo no sólo estaba dispuesto a sacrificar su dinero, sino a él
mismo, a desgastarse.
Pero a la iglesia moderna,
especialmente donde se ha hecho fuerte,
le gusta cada vez menos la palabra sacrificio y nos inclinamos más hacia
la palabra comodidad. Cuando el cristianismo se vuelve fuerte, también suele
suceder que la fe se vuelve débil. No s volvemos cómodos, muy poco dispuestos
al sacrificio por la causa de Jesús. Queremos hacer el mínimo esfuerzo.
Renegamos, protestamos cuando se nos pide un poco más. Decimos que ya estamos
lo suficientemente ocupados.
Conclusión:
El servicio
autenticamente cristiano no se hace en la búsqueda del poder y prestigio. Se hace
en humildad. El verdadero siervo tiene vocación de lavador de pies y está en la
disposición de sacrificarse por la causa del evangelio.
¿Cuáles son
tus actitudes en el servicio? ¿prepotencia, actitudes de señor, de menosprecio
a los más chicos o menos instruidos? ¿Buscamos y nos deleitamos en dar órdenes,
en ser los que mandamos, es ese nuestro deleite? ¿Nos indignamos cuando se nos
pide hacer algo que pensamos que no va con nuestra posición? ¿Nos volvemos cómodos
de manera que no estamos dispuestos a cansarnos, a sudar, a desvelarnos, a
aguantar hambre, sol o lluvia, en el
servicio?
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