El papá feliz. Salmo 128

El Papá feliz
(Salmo 128)

Introducción
                Existió un hombre cuya fama y popularidad se extendió por todos los confines de la tierra. La gente lo admiraba; su valor es una  referencia a la grandeza siempre. A pesar de algunos terribles hechos en su vida, la gente le admiraba. Era uno de los poetas cuyos poemas y actos de fe son proverbiales. Un día no obstante exclamó “ ¡Absalón, hijo mío Absalón!” (2 S. 18:3) en medio de la desesperación. David había triunfado en la vida como nadie, incluso llegó a ser rey, mató a un gran gigante, pero fracasó como padre. Tristemente esta historia se repite una y otra vez (R. Gil, 561).
                Sin duda, una de las experiencias más especiales que la vida humana ofrece es la de ser padre. Y es que esa realidad de traer al mundo una nueva vida que por largos años dependerá casi completamente de uno y cuyo destino y futuro será el resultado de lo bien o mal que el papá haga su trabajo, ¡¡debe ser abrumadora!!
                Esta tarde papás, quisiera animarles a pensar en la gran pregunta, la de millón (como dicen) ¿Cómo se puede ser el padre que mis hijos o hijas necesitan? Hay un pequeño salmo en la Biblia que creo que da gran respuesta a esta pregunta. Vamos a este salmo y veamos que lo primero que nos dice es que…

I.      El papá feliz será el que aprende a respetar a Dios en su vida (vr. 1)
A.      “Bienaventurado (Heb. rv,añ,)), en constructo pl. : “felicidades de”): la palabra significa “feliz” o “dichoso”. Es la primer palabra del salmo y está en plural. Debe entenderse con admiración: ¡Oh las felicidades de…!  (BDB, 81;Ortiz, 23), o simplemente como las versions traducen “ dichoso”, “feliz”. Pero, ¿de quien son estas felicidades? ¿quien es este hombre feliz?
B.      “Todo el que teme a Jehová”
1) “todo”: es interesante  el aspecto incluyente, es decir, no hay ninguno que tenga esta característica que no sea feliz. ¿Cuál característica?
2) “el que teme a Jehová”: se ha dicho mucho de lo que significa “temer a Dios”. Hasta se ha vuelto común la expresión, “ya no hay temor de Dios” escuchamos decir en nuestro país, o “yo sí le tengo temor a Dios”. La expresión significa “respetar al Señor, es el hombre con sentido religioso que reconoce a Jehová como su Dios” (Shökel, 1514). “No significa exclusivamente miedo, sino que incluye la reverencia, el respeto y el sentido de maravilla” (Alden, 298, cp. Kidner, 497). Pero, el salmo mismo en la siguiente frase (paralelismo hebreo) explica quien es el hombre verdaderamente temeroso de Dios .
3) “el que anda en sus caminos”: Ser temeroso de Dios significa “caminar en los caminos de Dios”. Así que el hombre, el papá feliz no es el que tiene el mejor trabajo, o el que tiene la mejor casa, o el que tiene hijos  o mujer más bonita. El papá feliz es aquel que camina en los caminos de Dios. Este es el hombre que verdaderamente teme a Dios. ¿Cuáles son los caminos de Dios?
4) “Sus caminos”: hay varios salmos que nos aclaran esto:
a)      Salmo 119:3: “no hacen iniquidad los que andan en sus caminos”
b)      Salmo 119:5: “¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos”
c)       Salmo 119:15: “En tus mandamientos meditaré, consideraré tus caminos”.
Así que andar en los camino de Dios no es otra cosa que obedecerle, atender sus mandamientos, vivir de acuerdo a los consejos de Su palabra. El camino describe la vida de una persona, su conducta, su comportamiento. Esto es temer a Dios: vivir sometido a él como Dios obedeciendo su la dirección que su palabra nos da.

Aplicación: El hombre que quiere disfrutar de verdadera felicidad debe antes que cualquier otra cosa asegurarse que es un hombre temeroso de Dios. Cualquier felicidad que deja a un lado a Dios es falsa y engañosa. Pero ser temeroso de Dios no es solamente un dicho bonito, significa que camino con él, en sus caminos. El camino es mi vida. Mi conducta, mis decisiones, mi forma de habla y de tratar a los demás, mi búsqueda incansable y decidida de Dios me dará evidencia de si soy un hombre que teme a Dios o uno que no conoce qué es eso.

…Pero veamos en 2º lugar, cómo se verá en lo concreto mi felicidad como hombre, ¿en qué manera se verá mi felicidad si decido ser un hombre temeroso de Dios?

II.    El papá que teme a Dios experimentará felicidad en las cosas que más ama (vrs. 2-4)
A.      El hombre temeroso de Dios será feliz en su trabajo (vr. 2)
1) Disfrutará del trabajo de sus manos (2ª): ya el salmo anterior ha advertido  que es por gusto (en vano) trabajar duro,  pero no disfrutar de los frutos de ese trabajo, porque disfrutar del fruto del trabajo es un regalo de Dios.  (127:2). Así lo decía Deuteronomio 28:30, 32, 33, 38-41 (cp. Con Is. 65:21-23, para el caso inverso). Pero no es el caso del hombre que se decide por caminar en los caminos de Dios. Este disfrutará del fruto  de su trabajo con su familia.
2) “Te irá bien”: quizá una referencia al resultado de su trabajo. Pero el hombre temeroso de Dios ¡también será feliz y exitoso en su hogar!
B.      El hombre temeroso será feliz en su hogar (vrs. 3-4)
1) Su mujer (esposa) “será como vid fructífera”  (3ª): la vid no solo era símbolo de fecundidad (como aquí de forma explícita: “que lleva fruto”) sino también de atractivo sexual. El hombre gozará de la fertilidad de su mujer pero también del amor sexual con ella.
2) “a los lado de tu casa”: es mejor traducirlo como “en la intimidad de tu hogar” (como en VP, NVI: “en el seno de tu hogar”; LBA: “en el interior de tu casa”). Habla de la intimidad del hogar. Es decir, la mujer del hombre temeroso de Dios, también será una mujer temerosa de Dios. Ella será fructífera como mujer, pero en el contexto del hogar, no como la mujer promiscua de la que habla Proverbios 7:11: “alborotadora… sus pies no pasan en casa…”.
3) “Tus hijos como plantas de olivo…” (3b): Habla de hijos fuertes, frondosos, que crecen sanos en la intimidad del hogar (alrededor de tu mesa). En el salmo anterior, 127:4, son comparados a flechas en manos del valiente. Es decir los hijos del hombre que teme a Dios serán los que lo defienden ante circunstancias adversas.
4) “Así será bendecido el hombre que teme a Jehová”: Se recalca que la bendición en las cosas que a un hombre le importan: su trabajo y su familia, están en relación directa o dependen de su de su decisión de temer o no temer a Dios.

Aplicación: la mayor bien que un papá puede darle a sus hijos y a su mujer es ser un hombre que camina en los caminos de Dios, ser un hombre temeroso de Dios. No es el dinero que lleva a casa, no es, la bonita casa que les provee, no son los manjares que lleva a la mesa, no el mayor regalo del padre para su familia es ser un hombre de Dios.

Pero hay una característica más del papá feliz, del papá que aprende a temer a Dios

III.   El papá que teme Dios experimenta felicidad en buscar continuamente a Dios (vrs. 5-6)
A.      El hombre que teme a Dios sabe que la felicidad viene de Dios (vr. 5)
1)“Bendígate…”: es un verbo cuya forma (imperfecto pero con significado Jusivo [BDB, 913, Joüon,402] , es decir un volitivo de 3ª persona) indica una oración, deseo o petición ya que la persona que habla hace referencia a alguien superior a él “Jehová” (Allen P. Ross, 159 [la traducción y adaptación de Ismael Ramíres]). El Salmista está pidiendo que Dios bendiga al hombre que le teme. Pero esta bendición sólo puede venir de un lugar…
2) “desde Sión”: Sión es el monte donde se asienta la ciudad de Jerusalén, y por tanto es sinónimo de Jerusalén. Para los judíos la importancia de Jerusalén radicaba en que era la ciudad-templo-palacio o casa de Dios. Ellos hacían tres peregrinaciones al año a Jerusalén para adorar en el templo.  Allí estaba el arca de Dios, la presencia de Dios. Así que el texto está diciendo que la bendición viene de parte de Dios, cuya casa está en Jerusalén.  Pero habla de la búsqueda de la persona por la presencia de Dios. EL judío piadoso, temeroso de Dios busca Sión, busca a Dios. Esto lo confirma la última frase del versículo.
B.      La bendición se concreta en un hecho: “estar (ver) en Jerusalén” (vr. 5:b).
1) “y veas el bien de Jerusalén”:  Esta frase debe traducirse mejor,  “para que contemples la belleza de Jerusalén” (Joüon, 399-402: es un volitivo indirecto de 2ª persona [imperativo] cuya Waw no es simplemente coordinativa, como lo traduce la RV60, sino que expresa consecución o finalidad, propósito). Así que la bendición de la que se habla aquí es el privilegio de ¡¡estar en Jerusalén “todos los días de la vida”!!  
2) "Jerusalén": era el lugar donde se congregaba la gente de Dios, para buscar a su Dios, adorarle y recibir la instrucción de su Palabra. Estar en, contemplar Jerusalén  de las bendiciones máximas que el hombre de Dios podía recibir (ver Salmo 137:5-6 para darnos cuenta cuanto el judío apreciaba Jerusalén).  Es decir, estamos ante  una palabra de ánimo a ir a Jerusalén, porque allí está el Dios de la bendición de la vida. La forma más práctica de demostrar que yo quiero buscar a Dios es juntarme con otros que también quieren buscar a Dios para adorarlo. Para eso existe hoy la iglesia. El creyente no tiene que viajar a Jerusalén, pero el hombre que teme a Dios apreciará de forma especial el lugar donde se reúne con otros hombres piadosos para adorar a su Dios y recibir su Palabra.
C.      La bendición de esta actitud de búsqueda es una vida larga para disfrutar a la familia (vr. 6)

Aplicación: el buscar a Dios es algo práctico, uno lo hace cuando se junta con otros hombres temerosos de Dios. Cuando buscamos un lugar donde adorar a Dios y ser instruido en su palabra. Pero ¡con cuanta displicencia y simpleza hoy decidimos quedarnos en casa o ir a cualquier otro lado privándome a mi mismo y probablemente también a mi familia de venir al menos un día a la semana a adorar a Dios, a buscar de él, a oír su voz! ¡Cuando necesitamos este sentir del salmista de amor por la casa de Dios!

Conclusión
                Alguien ha dicho “la paternidad no emana de la cabeza. Si así fuera las personas más inteligentes sería los mejores padres y nunca se ha visto tal cosa. Para ser un buen padre se requiere tener los pies bien puestos en el suelo firme del sentido común. Un buen padre  lo es por el corazón y por sus entrañas, no por su cerebro” (R. Gil, 563). Esto es certísimo, pero la Biblia nos ha dicho esta tarde que sólo el padre con un corazón temeroso de Dios tendrá la bendición de Dios para disfrutar de la felicidad de un buen hogar.

                ¿Has vacilado hasta aquí, papá, para rendir tu corazón a Dios para Dios para que él te guie por sus caminos? Sólo el hombre que decide caminar con Dios su vida puede tener garantía de disfrutar de un hogar feliz y lleno de paz. Escuche esta canción que nos invita a dejar que se Dios quien tome las riendas de nuestras vidas (“La gloria de Dios”, Ricardo Montaner y su hija Eva Luna). Quisiera papás, convencerlos que lo mejor que puede uno hacer para honrar este papel de padre es rendir la vida a Dios, el mejor y supremo Padre. Si deseas hacerlo permítete guiarte en esta oración. Cierra tus ojos di con migo en tu corazón…  

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